lunes, 18 de junio de 2018

Planeta J


Amnistía Internacional está divulgando un video titulado Planeta J que señala algunos comportamientos actuales, vistos desde el futuro, como lo que realmente son, muy indeseables. Pero en la actualidad hay segmentos de la sociedad que todavía no lo aprecian. Es un canto de optimismo y dura poco más de dos minutos. Se puede recomendar su visión.

Este mes de junio está resultando vertiginoso. Entre el cambio de gobierno y el ingreso en prisión del cuñado del rey solo han pasado dos semanas. Hay mucha primera plana de relumbrón en esos quince días que incluyen la dimisión del ministro más efímero de la Historia –supongo. A escala local, se libra en nuestra pequeña comunidad autónoma la primera batalla de una futura modernidad que alguna vez llegará. Como en el Planeta J de Amnistía Internacional, la negociación del calendario escolar, el horario de los alumnos y la jornada laboral de los profesores se verá, en ese futuro seguramente próximo, de una manera muy diferente. De hecho, ahora mismo, en ningún país de nuestro entorno, se podría entender que en esta fecha no se conozca el día de inicio de curso del próximo septiembre. Seguimos siendo  diferentes.

Mientras buena parte de Europa occidental disfrutaba de la revolución socialdemócrata de la posguerra, aquí una dictadura más cruel de lo que pudo parecer hacia su final, conservó casi momificada a la mayoría social hasta la desaparición física del dictador. Puede parecer muy lejano pero hay herencias muy duraderas. Sectores muy críticos con la Constitución en vigor  y con el proceso de transición a la democracia, señalan los comportamientos políticos que no satisfacen, pero no apuntan hacia comportamientos sociales que han ido acompañando esos procesos en los últimos 40 años.

Y así, las redes sociales sufren una marea de auténtica porquería; rescatar náufragos puede convertirse en algo indeseable para el diario emblemático de nuestros conservadores más religiosos o para la radio episcopal y la sola posibilidad de que se deje de rendir pleitesía al tirano sanguinario, enciende las alarmas de Rivera, que alguna vez soñó, o eso nos contaron, con regenerar nuestro marco social. Votar un día la conversión del Valle de los Caídos en un hito de la memoria colectiva y poner todo tipo de trabas cuando comprueba que eso puede ser real, no es precisamente regeneración.

Nuestro presidente regional, el televisivo Revilla, juega las mismas cartas que el joven líder de Ciudadanos. Hoy se ha hecho una foto con una pareja a punto de ser desahuciada de su vivienda y con la Plataforma antidesahucios, meses después de haber vetado, sí, impedido la discusión parlamentaria, de una ley impulsada por esa misma PAH, que hubiera hecho imposible espectáculos como el de esta mañana.

Tantos excesos no deberían durar. Si la J del planeta de Amnistía Internacional es la J de justicia, no pueden durar. Estamos en vísperas de la jornada mundial del refugiado. El combate porque deje de haber esa categoría de seres humanos implica una auténtica revolución en nuestras costumbres, en nuestros comportamientos sociales. La política y los políticos tienen mucha responsabilidad pero no toda. La sociedad tiene que asumir su parte.




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