lunes, 26 de marzo de 2018

Presos políticos presos


Abran juego: Propiedad conmutativa, sí o no ¿Son presos políticos o políticos presos? Dos españas para todos. Cuando los historiadores del futuro examinen estos primeros lustros del siglo XXI en nuestra Península, sus mesas pueden llenarse de artículos que remitan a la mitad del siglo XVII: Crisis económica, financiera, política…Portugal con un rumbo y Catalunya con otro distinto. Portugal saliendo de una grave crisis con un gobierno de conjunción de izquierdas muy variadas y Catalunya hundiéndose y hundiendo al resto de España. Un tejer/destejer que Homero no hubiera osado imaginar en manos de Penélope.

Del mismo modo que existen incógnitas sobre la posibilidad de que neandertales y cromañones hayan coexistido en tiempo y lugar y de que los primeros hayan legado muestras de arte que solo podíamos atribuir a los segundos… del mismo modo que el tiempo geológico y el histórico tienen muy pocas posibilidades de operar en la misma escala, la justicia y la política tampoco tienen entrenamiento para actuar en sincronía. Y en esas pillaron a Puigdemont. Un líder político que se creía lleno de superpoderes,  detenido en Schleswig-Holstein que, sin duda ni parangón, es el más impronunciable de los länder de la RFA. Y el CNI, que no es la T.I.A. parece que ha tenido algún mérito en esa detención.

Las soluciones jurídicas a problemas políticos pueden aplazarlos pero no solucionarlos. O sea, alguna vez habrá que dar una solución política a un problema político. Los altos cargos de la Generalitat han podido delinquir según el ordenamiento jurídico vigente, pero no son terroristas y ese ordenamiento puede cambiar con voluntad política de hacerlo. No se puede tener a dos millones de ciudadanos presos en sus casas. Y dirigentes de esa sociedad civil en prisión, es mucho menos presentable. Este país y yo somos así. A diario parece que se exige con urgencia legislar sobre las excepciones al cumplimiento de la ley. Me parece más sencillo cambiar la ley.

Cambiando la ley, con mayoría apropiada, la presidenta Cifuentes podría tener todos los masters del universo sin involucrar a las instituciones que firman los títulos. Cambiando la ley, Cospedal podría dar instrucción militar a los niños de Primaria, las providencias no le otorguen nunca mayoría parlamentaria para algo tan brutal. En la escuela de mi pueblo, a la que nunca asistí porque yo no nací en mi pueblo, unos 20 años más tarde del final de la guerra civil, había unas escopetas de juguete con las que los niños, ojo, no las niñas, hacían algo parecido a instrucción militar. Gracias a la ministra de Defensa y al de Interior que colabora con entusiasmo, el aparentemente civilizado ministro de Educación está a punto de comprar una nueva Formación del Espíritu Nacional, nacional de ellos, de los nacionales. O sea, de los rebeldes… Tengo que consultar a mis fuentes en el CNI a ver si Puigdemont llevaba tocado napoleónico en el momento de su detención. Yo estoy a punto de comprarme uno.

Y acabo con algo esperanzador porque hoy, Lunes Santo, la Esperanza llegará a nuestro Hospital si la lluvia se lo permite, y nuestro nunca mais se ha traducido al inglés y el never again resonó el sábado en Washington y en muchas más ciudades de EE.UU. Y lo más esperanzador, la organización de la protesta contra la flojera armamentística en ese querido país, el enfrentamiento con la poderosa asociación del rifle, corrió a cargo de adolescentes o ciudadanos muy jóvenes, que van a empezar a votar y que no quieren ser las próximas víctimas de esa lacra.       
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          


lunes, 19 de marzo de 2018

Del revés


El barco que salió de este puerto el domingo pasado está llegando a Alejandría, en Egipto. Parece que no ha tenido ningún problema en su singladura aunque en algún momento mi seguidor de aficionado y yo no hemos podido saber su localización exacta. Otros barcos tienen mayores problemas en la misma zona. Si en vez de llevar armas y explosivos para industrializar la muerte, te dedicas a salvar náufragos, lo tienes peor. Te puede caer condena por piratería o tráfico de seres humanos. Y todos podemos ser náufragos o haberlo sido. Ya sé, es el mundo al revés, pero es como está nuestro mundo. Al revés.

Por eso, los ancianos se tienen que tirar a la calle, con frío y lluvia, para que el gobierno zombi de este Reino no se ría de ellos. De nosotros. Convivimos gentes bastante diversas en este momento en la cúspide de la pirámide de la población española. Los de los pisos superiores, en general, tienen peores pensiones y pasaron infancia y juventud con guerra o muy cerca de la guerra. Los de los pisos bajos, siempre dentro de la cúspide, que nadie se distraiga, hemos tenido más suerte. Tenemos pensiones más altas, algunos ya ni tuvieron cartilla de racionamiento y solo nos quedó manejarnos en el ambiente gris de una dictadura nacional-católica que nos robó los mejores años de nuestra juventud. Lo imperdonable. Aunque tampoco es moquito de pavo lo que les están robando a los jóvenes de ahora. Y es que de robar va la cosa. Los españoles mayores de sesenta, pasivos o activos, sabemos de dónde venimos, lo que hemos tenido y lo que nos ha faltado. La mayoría podemos ser muy austeros. Incluso hemos permitido que nos roben. Pero es que además se burlan de los robados y eso es lo inaguantable.

De mi largo caminar por empleos precarios y garantizados, por los dos lados de la mesa de centros de enseñanza de todos los niveles, por la vida en general, he aprendido que somos más fuertes unidos y mucho más vulnerables cuando vamos solo a lo nuestro. Positivismos como el del escudo de Bélgica o el de Brasil, nos han podido parecer pasados de moda, pero cuando la lluvia aprieta, salvo que el viento lo haga imposible, un paraguas, un buen paraguas, mejor cuanto mayor sea su diámetro, es una buena garantía para no mojarnos. He apuntado en alguna red social que soy más de sumar y multiplicar. Que las otras operaciones aritméticas básicas me interesan entre poco y nada en el combate social. Evidentemente hay quien vive para subrayar la diferencia. Es su derecho.

Sin duda estoy influido por una parábola, o metáfora o alguna otra figura literaria, en relación con un paraguas. Hemos tenido, otra vez, abundancia de concentraciones y demostraciones de protesta los días pasados. En esta ciudad, que alguna vez pudo parecer un balneario social, se reúnen miles de ciudadanos para gritarle a la alcaldesa que se equivoca cuando empeora la vida de la población sin justificación. Le va a costar caro, eso ya está bastante cantado, a condición de… que una alternativa creíble se abra paso. Esa es la responsabilidad de la oposición.

El mal tiempo de final del invierno respetó la manifestación del viernes y la del sábado,  pero el domingo visitó a los que protestamos contra una auténtica encarnación del mal: Están destrozando con muy pocos motivos un paisaje clave de esta ciudad, la playa de la Magdalena. Mi hijo cubría profesionalmente la protesta y empezó a llover. Hubo paraguas, más de uno, que le ayudaron a salvar su retransmisión. El ha hecho de eso un regalo en el día del padre y yo necesito urgentemente un babero.

El viernes, mientras miles de ciudadanos protestaban por el caos generado en el transporte urbano, Luis Sepúlveda, escritor chileno residente en Gijón, presentaba su última novela. La Vorágine es más que una librería, como el Barça es más que un club y el fin de la Historia de Sepúlveda solo comparte el título con el de Francis Fukuyama. Pero une el golpe de Pinochet y la implantación más salvaje del modelo neocon que después hemos padecido todos los demás, con el final del régimen soviético y los muchos flecos que ha dejado. Se podría extender hasta la nueva victoria electoral de ayer de un individuo como Putin. Nada bueno para la paz, en Siria por ejemplo.

Un amigo de los de toda la vida, literal, posibilitó un encuentro más cercano con el escritor durante la cena. Privilegios de los que marcan mucho más que una semana o un año. Gracias.

lunes, 12 de marzo de 2018

Felicidades


Fui concebido al principio del verano por lo que cumpliré años antes de que se acabe este mes. Exactamente igual que mi único hijo, tan igual que compartimos fecha de aniversario. Varios sobrinos y amigos  se juntan en marzo con sus propias fiestas y además, ella. Mi compañera durante media  vida cumpliría años hoy. Ya hace diez que lo celebramos por última vez. Grandes recuerdos y pequeños. Alegres y tristes. En 1986 nos prepararon un referéndum que nos alteró la celebración y descubrimos que algunos amigos habían optado por el sí. A la hora de la cena en Fort Worth, en el 2000, vimos como Aznar ya no necesitaba hablar catalán… En 2004 la brutalidad de la víspera hizo que suspendiéramos nuestra fiesta… El trenzado de las pequeñas historias con la Historia. La capacidad de escribir esto con bastante tranquilidad. La poción curativa del tiempo.

No pude evitar recordarla el pasado 8, que efectivamente se ha convertido ya en histórico. En esta ciudad se ha dado una de las mayores concentraciones populares que se recuerdan, como en el resto de España. Sin desentonar. A nuestra escala pero impresionante. Hace algo más de veinte años que me sumé a esa manifestación por primera vez. Acompañándola, entendiendo que no era solo un tema de chicas, que el fondo era el combate por la igualdad, uno de los pilares de la modernidad occidental. Al menos en teoría y cada vez más cerca.

Si la sociología tuviera pruebas del 9 como la aritmética, los papeles de la presidenta madrileña, Cifuentes o de alguien que me cuesta clasificar, como A R Quintana demostrarían que esa igualdad está más cerca que nunca. El partido que según la demoscopia puede ganar las próximas legislativas también ha naufragado el 8. Confieso que no me resulta fácil tomar en serio las propuestas de un partido dirigido por un cómico, como el líder regional de C,s. No es malo aprendiendo un guión pero no le saques un milímetro del mismo.

También la alcaldesa Igual está teniendo un mes muy difícil. ¡Qué tono se gasta! La modificación de la red del transporte urbano no ha funcionado. Lo reconoce. Se ha equivocado, se han equivocado, y cuanto más tarden en rectificar el daño será más importante. Hay incendios que no va a poder apagar el Diario Montañés por muchas dobles páginas que le dediquen.

Esas pequeñas cosas locales, aunque hoy el tema del transporte urbano ha saltado a nacional, para mí resultan muy menores cuando se comparan con el caso del Bahri Hofuf. Ese es el nombre de un barco saudí de 50.000 toneladas que entró en el puerto de Santander en la mañana del histórico 8 de marzo. A las 10 de la noche del día 6 el barco se ocultó. Cuando volvió a la legalidad internacional, casi 36 horas más tarde, estaba atracado en nuestros muelles.

Cuántos accidentes ha podido provocar en su navegación con el sistema de identificación automática apagado? Ese barco y otros de la misma compañía han cargado durante los últimos meses armas y explosivos en Bilbao con destino a Arabia que mantiene una guerra no declarada en Yemen. Un bombero vizcaíno, al hacer objeción de conciencia, puso en conocimiento público la situación. La presión social ha ido creciendo en el puerto vecino. Ha habido una acción de Greenpeace… y alguien ha decidido que la siguiente operación no se iba a hacer en Bilbao. En Santander y navegando de incógnito.

Pero tampoco aquí ha sido bien recibido. En tiempo récord se ha organizado la primera protesta el mismo jueves 8 de marzo, y una segunda el sábado cuando el barco estaba fondeado en el abra del Sardinero. Ya hay casi 4.200 firmas recogidas para que intervenga el gobierno de Cantabria mientras el barco navega por aguas gallegas camino de Suez. La próxima vez que vea imágenes de Yemen no podré evitar pensar que la guerra empieza aquí.


lunes, 5 de marzo de 2018

Para Olivia (10)



Tu añito y medio se merece el titular. Mañana cumples 18 meses, en la misma semana de un 8 de marzo que se anuncia como histórico y que para nuestro gobierno regional es merecedor de actos que me han recordado las vísperas de los 1 de mayo del franquismo, aquellas demostraciones sindicales del Bernabeu que nos predispusieron para siempre con aquel estadio. Ayer nos hemos encontrado en La Magdalena. Más o menos en el mismo sitio en el que hace 48 años me encontré con tu abuela. Siete años más tarde emprendíamos una vida juntos.

Ayer tus padres te llevaron a una concentración de protesta por una barbaridad que se está perpetrando en un lugar altamente simbólico. Puede parecer que el superpuerto que nunca fue se esté construyendo dentro de la bahía. De ese tamaño es la escollera que supuestamente retendrá arenas díscolas, que vienen y van, como las ondiñas de Rianxo.

Fue tu abuelo quien le pidió a Chema Puente que cantara y no hizo falta concretar el título, Santander la marinera, con un alma azul, como las blusas de la mar y un pañuelo encarnado, y el jilguero en el balcón. Me emociona ese himno oficioso de esta ciudad de las dos caras. Y el coro de ayer en la playa, en un hermoso día primaveral, era muy transversal. Vecinos de los barrios y apellidos de abolengo. Raqueros de toda la vida y socios de los clubs elitistas. El PP, en el gobierno de esta ciudad desde que entraron los nacionales, literal, se debe sentir muy fuerte para abrir tantos frentes a la vez.

Olvidan la Historia. Ni Napoleón Bonaparte, ni Adolf Hitler consiguieron éxitos dividiendo fuerzas. Nuestra ciudad, de las más tranquilas de nuestro país, ha conocido, en la misma semana, movilizaciones muy diversas, todas contra políticas del Partido Popular. A la del jueves, que como en toda España sacaba a la calle la protesta de los pensionistas, se han unido la del sábado, estrictamente local, que quiere la vuelta atrás del desastre en que han convertido desde hace cinco semanas al transporte urbano; y la de ayer, un evidente atentado paisajístico que algunos abogados creen que entra dentro de la tipificación de delito ecológico.  

A la rutinaria soberbia con la que este Ayuntamiento suele contestar las reivindicaciones populares se junta la vieja treta de cambiar de tema cuando se pierde el hilo argumental. De nuevo el emplazamiento del Museo de Arqueología se ha convertido en la maniobra de distracción que trata de aliviar la presión sobre lo que ya parece imparable: el definitivo declive de una forma de hacer política contra la mayoría social.

La confianza de tu abuelo en que ese descontento se encauce y nos lleve a una nueva corporación más sensible en las elecciones del año próximo, es muy escasa. Tú tendrás tiempo de analizar cómo acaba todo esto. La fragmentación de la izquierda y el sectarismo de alguno de sus componentes no ayudarán nada, y en estas latitudes no ha existido, desde la voladura interna de UCD, una derecha medianamente equiparable a la de nuestros vecinos de  Europa occidental. Esos vecinos que andan hoy también… Francia en la atonía casi un año después; Italia con el voto de ayer haciendo puzzles; Alemania casi seis meses de gobierno provisional y la socialdemocracia casándose de nuevo con Merkel y los británicos descubriendo que el brexit significa una frontera entre las dos Irlandas...

Una derecha democrática es menos frecuente aquí que la nieve en nuestra costa, pero el miércoles la ciudad amaneció blanca. No llegamos a mediodía con el manto, pero desde la época de UCD parece que no habíamos tenido otro tanto. Se ha destrozado mucho patrimonio natural y cultural en esta ciudad de emplazamiento tan singular, pero queda mucho por destrozar/salvar. La próxima partida se juega entre los que han gobernado siempre, en interés de una poderosa minoría y todos los demás, la inmensa mayoría. Si nos vuelven a derrotar que no sea por habernos quedado en casa y en silencio. Algo parecido dijo ayer, en la Magdalena, Domingo Lastra, arquitecto, en representación de un colectivo que está muy lejos del bolchevismo salvo que en la Casona ya lleven el sombrero de Bonaparte como en los psiquiátricos.