lunes, 5 de febrero de 2018

La ciudad bien, gracias

Con cuarenta años de retraso la ciudad, la mía, ha celebrado un debate sobre el estado de la misma, de esta ciudad que fue algo y cada vez es menos. Que hace otros cuarenta, total ochenta y que saque cuentas quien quiera, que perdió el tren de la Historia. El final de la guerra civil, aquí en agosto de 1937, supuso el comienzo de un periodo más negro que las camisas de los voluntarios de Mussolini. Eso ocurrió en muchas otras ciudades españolas en aquellos años, pero en la mayoría de ellas ese periodo de color azul muy oscuro, casi negro, es pasado.

No he seguido con atención el pleno extraordinario. El PP perdió la mayoría absoluta como consecuencia de la resaca del 15 M pero un concejal tránsfuga de C,s se la da aparentemente gratis. De todo lo esgrimido por la oposición, además de cuestiones importantes, fuera de duda, que afectan a la vivienda, a la movilidad, a la posibilidad de ganarse la vida… hay un dato contrastado: El municipio, que poco antes de la guerra civil estaba muy cerca de los diez más poblados de España, se encuentra ahora en el puesto cuarenta. En el último cuarto de siglo ha perdido al menos 15 de cada 100 habitantes. Una parte, como en muchos otros lugares, reside en la corona metropolitana, donde las viviendas han sido más baratas. Pero no todos. Lo primero para solucionar un problema es reconocerlo como tal.

El gobierno municipal de la capital de Cantabria cree que no hay problemas de importancia en ella. Hasta hace poco la Wikipedia decía que teníamos metro. Menos mal que alguien se ha tomado la molestia de corregirlo. Una reforma del transporte urbano, que el día de su inauguración dio mucho juego entre los ciudadanos a la hora de inventar tacos, que consiste básicamente en poner grandes autobuses en la línea central,  y un carril que ni es continuo en toda esa línea central ni siquiera es solo bus  ya que taxis y motos pueden circular por él, ese nuevo sistema se denomina oficialmente metro-TUS (Transporte urbano de Santander) con lo que el cosmopAletismo se coloca por encima de nuestro proverbial cosmopolitismo. Los viajeros de algunos barrios se ven obligados a hacer transbordo en los intercambiadores de los extremos de esa línea central sin que esté claro que ahorran algún tiempo en su desplazamiento y se quejan y la alcaldesa… les tira de las orejas (literal) en un primer bote y ya a las 24 horas entona algo parecido a una disculpa.

El mismo día de ese pleno extraordinario en Santander, su anterior alcalde y actual ministro de Fomento no disimula su contento. En la ciudad ha dejado una herencia dura para los ciudadanos y poco manejable para sus colaboradores y a él le crecen los enanos en forma de incidencias meteorológicas, con autopistas y aviones literalmente a lo loco…pero en el programa radiofónico más escuchado de la mañana le han preguntado si es el sucesor del quemadísimo presidente del gobierno Mariano Rajoy. Y ahí, nuestro Iñigo es maestro. No como su sucesora que se inventó el título universitario. Menos mal que por la tarde, en la misma emisora y en un programa de humor, le han desmontado el discurso. Para alcalde de una ciudad en decadencia podía servir un título de ingeniero y un aspecto físico positivo, moderno, guapete. Quizá para gobernar España haga falta algo más.

Con un tiempo invernal muy crudo y con una duda tremenda ya que aquí la Candelaria ha llorado y eso quiere decir que lo peor del invierno está a punto de acabar mientras que en Pensilvania la marmota vio su sombra y eso quiere decir lo contrario… leyendo entretenemos la espera, el  desenlace de algún vuelo Barcelona-Bruselas y con la ciudad, mi ciudad y la de ellos, muy bien, gracias.



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