viernes, 29 de diciembre de 2017

Pórtate bien, 2018


Elegir entre los centenarios que se llevarán el Oscar del año no va a ser fácil. Mi apuesta se mueve entre la gripe, española, en muchos lugares menos en España, y el final de la Gran Guerra. La última con fecha precisa, San Martin, 11 de noviembre.
Muy difícil seleccionar la 
foto del mes. Al final son 24

Unas elecciones generales dieron la presidencia del Consejo de Ministros a Maura pero los grandes partidos dinásticos se desangraban ya en los estertores del sistema ideado por Cánovas del Castillo. Nada parecido a lo de ahora. O un poco. Y una de las primeras secuelas de la revolución bolchevique, la eliminación física de los Romanov.

El año me va a resultar mucho más familiar en los cincuentenarios. En 1968 ya pude examinarme para obtener el permiso de conducir. Era la única mayoría de edad que permitía el franquismo. Mi memoria sigue bastante bien, por lo que recuerdo que hacía cuando me enteré de los dos asesinatos mediáticos del año: Martin Luther King en abril y Bob Kennedy en junio. Ese mes vivió el final de lo que se etiqueta como el Mayo francés que acabó arruinando el prestigio de De Gaulle aunque no hubo un cambio de rumbo en la política francesa hasta la llegada a la presidencia de Mitterrand en 1981. Ese mayo me pilló en Madrid, que si bien no era París, tampoco se podía comparar a Santander.

En el verano me veo charlando en el pueblo, en casa de mis abuelos, con un primo residente en Barcelona que ya estaba en la Universidad. Eso era en agosto. En julio mi familia se había enterado de mis inclinaciones políticas y, digamos, no las apreciaron en su justa medida. Ambos, mi primo y yo, lamentamos todo lo que pudimos la intervención soviética que ahogó la primavera de Praga. Massiel y Eurovisión, la matanza de Tlatelolco en vísperas de los Juegos Olímpicos de Ciudad de México, los primeros crímenes de ETA y su primera baja, Txabi Etxebarrieta. Fraga en Santa Isabel, hoy Malabo, en la ceremonia de acceso a la independencia de Guinea Ecuatorial. Un Mao que ya había asombrado al mundo con su habilidad para la natación a una edad avanzada, todavía tuvo arrestos para reeducar a los estudiantes y mandarlos a trabajar al campo, lo que secretamente le envidiaron millones de padres en todo el mundo... Pero 1968 fue, ante todo, el año en que la guerra en Vietnam alcanzó cotas de horror poco imaginables.

La matanza de My Lai dejó al descubierto que los Estados Unidos, en su acción militar en el exterior, no tenían nada que aprender de la otra, demonizada, gran potencia. La contestación a esa guerra, fuera y dentro del país agresor, se hizo progresivamente más y más notable. La presidencia de Nixon, elegido ese noviembre, elevó las cotas de la intervención e hizo insoportable el número de víctimas... hasta acabar como la única gran derrota sufrida por los EE.UU. en toda su historia.

De todo eso se hablará, en mayor o menor medida, en las próximas semanas, pero hoy y los días próximos lo que toca, y debemos hacer que no sea, solo, un convencionalismo, es desearnos lo mejor. Si nos alcanza la generosidad, para todos. Así, a todos/as quienes leáis esto, os deseo lo mejor en ese año que ya está a la vista: 

Feliz Año Nuevo/ Feliç Any Nou/ Feliz Ani Novo/ Urte Berri On / Bonne Année 2018 Ein glückliches neu Jahr / Gott nytt ar/ Happy New Year/ Sana Saida

martes, 26 de diciembre de 2017

2017 al hoyo

Última entrada de este año que se acaba. La 372. La próxima será extra, con la felicitación, que los descreídos guardamos, atravesando como podemos los belenes y los tannenbaums, hasta el final del año. De los acontecimientos de la semana pasada que le trataba de explicar a mi nieta, el más favorable es un resultado futbolístico que no pasará a una historia digna de mayúscula. Pese a los negocios poco claros de Florentino aquí y en Guatemala, pese a que aquel enorme jugador que fue Xavi Hernández intente rivalizar en declaraciones insustanciales con otro clásico, Sergio Ramos. Y la lotería, que no ha tocado a ningún familiar o amigo cercano, no puede ser noticia. Eso es lo que ocurre cada año.

Y el tercero, el conflicto abierto y que el resultado electoral no cierra en Catalunya. Hay esfuerzos múltiples para explicar un resultado tremendamente similar al de hace dos años. No he visto la famosa prueba del marciano… Un extraterrestre que llega a este planeta y … con lo de Trump, con lo de Siria, con lo de Palestina, con lo de Honduras, con lo de Fujimori… con lo de las pensiones argentinas y locales ¿puede haber un extraterrestre que se interese por el conflicto catalán?

¿Qué se le puede contar al marciano? Empezar por el tricentenario de la Nova Planta? No, ese hilo histórico no creo que le interese, ni a mí. Sin ánimo de casi nada, en esa época los habitantes de Boston, o eran esclavos o indios o colonos blancos sometidos al rey de Inglaterra. Lo digo por lo de revisar situaciones de hace tres siglos, claro que ahí tenemos Gibraltar. Del mismo momento.

Y si al explicárselo al marciano lo vamos entendiendo todos? No, no es fácil. El resultado, como en el fútbol, es lo que importa. La sociedad catalana está empatada. Lleva así algunos años y no hay desempatador que la desempate. Puede haber aprovechados/as, ¿y dónde no? Los vendedores de crecepelo lo tienen mal con los descreídos, y nos da igual que el envase sea naranja o amarillo.

Los más radicales de los dos extremos son quienes más han perdido. No es la peor noticia. Haciendo abstracción del meridiano de la soberanía, los conservadores barren en el nuevo Parlament. Algo que la coalición electoral de 2015 ocultaba a medias. Y el batacazo de la izquierda, en conjunto, tiene la misma dimensión y sentido contrario. No puede ser de otra manera. ¿Soluciones? Al marciano no sé si se le va a ocurrir pero parece que ninguno de los que han llevado a los catalanes, y al resto, hasta donde estamos ahora, tiene capacidad para sacar/los/nos de ahí. Incluyendo a la alcaldesa Colau, que a fuerza de nadar y guardar la ropa se ha quedado medio ahogada y despullada, que es una forma de decir desnuda que ofende a mi corrector.

Después de expulsar a los socialistas del gobierno municipal, el PSC es la primera fuerza de izquierdas en la ciudad. 50.000 votos más que los Comunes. Ganan en los diez distritos a la formación de la alcaldesa. Probablemente ya habrán tomado nota. En Barcelona y en Madrid. A mi todo esto me coge ya con una edad irreparable. Empiezo a no creer en nada, absolutamente en nada, que no tenga en el codo a codo, en los familiares directos, en los amigos verdaderos. Activismo social que ha llenado una parte notable de mi tiempo libre, del activismo político casi no me acuerdo,  empieza a llenarme de dudas.

He participado en una mesa redonda que abordaba problemas, graves, de los refugiados sirios en Jordania, aquellos que además de su condición de refugiados arrastran algún tipo de discapacidad… creo que no sirve de mucho lo que hacemos. He escrito, como cada final de año, tres postales a otros tantos encarcelados en el mundo, dudando cada vez más de su efectividad. Consciente de que es un balance de fin de año poco optimista. Intentaré recuperarme en las pocas jornadas que quedan.


martes, 19 de diciembre de 2017

Semanita distinguida [Para Olivia (8)]


Tenemos el fin de año a la vista, previo paso por las fiestas navideñas, y la semana se presenta con demasiados acontecimientos de primera. Yo intento centrarme en tus sonrisas, en tus primeros pasos, en tus balbuceos. Quiero creer que uno de ellos es abu y que ya lo dices dirigiéndote a mí. Te encanta el fondo de pantalla de mi teléfono móvil, que es una foto tuya con el pijama del hospital, cuando tenías unas pocas horas. Ahora que tienes semanas para completar un año y cuarto, que sé que mides 77 centímetros y pesas casi once kilos. Porque te he acompañado al pediatra el viernes pasado y no lo has pasado bien con la revisión que te ha hecho. Has mostrado tu disgusto con firmeza y no sueles hacer eso.

Y hay demasiadas fuentes de noticias para distraerme de ti, de lo que debería ocuparme casi totalmente. Acabo de preparar una presentación para una intervención que tengo mañana en un foro que aborda un aspecto del drama sirio. Y la radio, mi alimento principal a la hora de informarme, tiene un especial detrás de otro: Se cierra la campaña electoral en Catalunya. Ya sabes que tu padre nació allí y que tu abuela me acompañó nueve años de los quince que yo viví allí. Mantenemos allí muchos amigos y algún familiar. Nada de lo que pasa allí nos resulta indiferente.

Pero es que allí llevan al menos cinco años ocupados en cosas que entendemos poco y mal en el resto del territorio. Y francamente confío poco en que después del jueves las cosas puedan mejorar de una manera sustancial. No sé en qué pensaban los programadores de acontecimientos notables. Ya tuvimos todos los españoles unas elecciones un día como mañana. 20 D era, hasta 2015, la abreviatura para referirnos a la Operación Ogro, el atentado de ETA que acabó con el vicepresidente Carrero y dejó al franquismo sin su mayor baza de futuro.

El 20 D de hace dos años pudo dar un vuelco a la situación anterior pero las dos fuerzas principales de la izquierda no supieron, o no quisieron, interpretarlo y ahí tenemos al mismo presidente del gobierno que teníamos antes de esas elecciones. El presidente de un partido que no pasaría casi ninguna prueba de homologación en nuestro entorno europeo. Uno de los culpables, probablemente el máximo, de que la situación en Catalunya haya llegado a donde ha llegado. Y corremos mucho peligro de que ahora, el 21 D signifique otra vez lo mismo para Catalunya. Ningún cambio, con lo que todo seguirá empeorando. No sé, no puedo adivinar, lo que vas a llegar a ver en este terreno. Ya no descarto que en el futuro estudies que el lugar en el que nació tu padre es el extranjero.

Todo eso el jueves. Y el viernes habrá unos cuantos millonarios más. La lotería de Navidad estratégicamente situada entre unas elecciones autonómicas y un Barça-Real Madrid bastante especial. El equipo catalán este año muy por delante en la tabla y los madrileños que vienen de ganar un trofeo importantísimo cuando lo ganan ellos y poco más que el trofeo de la galleta si lo ganan los adversarios. Se van a amontonar las noticias, querida nieta. Algún besugo, o pularda o lo que sea, van a tener más horneado del necesario.

Ya me relamo pensando en esa cena del 24, en la que por primera vez, el año pasado eras demasiado pequeña, nos vas a acompañar a la mesa. Tengo un claro favorito para el resultado del fútbol, y algún número para el sorteo de la lotería. Pero una gran indecisión sobre lo que votaría el jueves de haber continuado residiendo allí. Sé muy bien lo que no votaría. Cinco de siete no podrían contar conmigo en ningún caso. Dadas las fechas y la escasez de comentarios en este blog, queda abierto el juego de adivinanzas. Prometo reconocer a los ganadores.


martes, 12 de diciembre de 2017

Amine Sidhoum


No publico en lunes. Es un tanto anómalo. Ayer lunes Amnistía Internacional ha celebrado en Santander el 69 aniversario de la Declaración de París de 1948 y eso me ha procurado un trabajo extra. Los derechos humanos tienen un estado crítico en cuanto a su respeto con carácter universal. Puede que no sea muy exagerado decir que están en el estado más lamentable de estos 69 años.

Reconforta ver cómo mucha gente asiste a estos actos muy alejada del compromiso formal. En realidad es un acto militante. Asistir a la lectura de los 30 artículos, del preámbulo, incluso de una breve semblanza de Eleanor Roosevelt… es un acto, hoy y aquí, de disconformidad con lo que hay, con lo que tenemos. Una reivindicación de que otro mundo es posible y a la vez, y ya estaba en la declaración de 1948, de que ese mundo distinto y mejor no va a llegar si no lo hacemos entre todos.

Antes de la lectura de la declaración de 1948, el público asistente pudo ver un documental de 24 minutos sobre el trabajo de cinco defensores de los derechos humanos en diferentes partes del mundo. Un abogado en Nigeria que ha conseguido que una comunidad de Lagos frene aspiraciones del gobierno que pasaban por hacer desaparecer sus humildes viviendas sin ofrecer nada a cambio. Dos trabajadoras sociales en Manila y la República Dominicana, enfrentándose a diario a los enormes problemas derivados de la miseria y la incultura que desembocan de manera fatal en enfermedades con pocas posibilidades de cura por falta de medios. Trabajos todos ellos muy poco gratos a los respectivos gobiernos que hostigan cuanto pueden.

Dos casos más. No he acabado de entender si es más peligroso defender los derechos de los homosexuales en Letonia o los de disconformes con el régimen en Argelia. El abogado argelino que pide explicaciones sobre torturas y desaparecidos se ha convertido en mi héroe de ayer. Voy a tratar de seguir más de cerca el trabajo de Amine Sidhoum. Reconozco que no tenía situada Argelia como un lugar con tal  cantidad de desaparecidos. Mi primera investigación sobre Amine, esta misma mañana, ya me deja mal sabor. Una condena de seis meses, hace casi diez años, por algo parecido a desacreditar una sentencia judicial. Un síntoma de la calidad democrática de ese cercano país del norte de África.

Es la tercera semana consecutiva que abordo asuntos relacionados con la defensa de los derechos humanos. Hoy empezamos el camino, un año entero, que nos conduce a esos aniversarios redondos que a veces dan para salir con fuerza en las ventanas principales de los medios de comunicación. Vale, sí, en 363 días estaremos ante el 70º aniversario de la declaración de Paris de 1948. No hay un minuto que perder. Vamos a intentar, entre todos, que la situación del año próximo no sea peor que la del presente. Creo que empiezo mi contribución, destacando en negrita en una entrada parca en nombres propios, a ese abogado argelino. Hay muchos más defensores. No todos abogados. Hagamos lo posible para su protección. En muchos lugares es realmente peligroso lo que hacen.







lunes, 4 de diciembre de 2017

Polaciones-Nueva York

Después del caso colombiano, tratado la semana pasada, tuve también ocasión de escuchar el testimonio directo de dos guatemaltecos que las Brigadas Internacionales de Paz acogen estos días en España. Derechos de los indígenas pisoteados por las multinacionales con la complicidad activa de los gobiernos nacionales de turno. Algunas de esas multinacionales son españolas. Unos pocos valientes que alzan la voz y ponen en peligro sus vidas y la tranquilidad de sus familias. Nada nuevo. Y aquí,  rodeados de imposturas diversas que impiden apreciar esas realidades tan duras y cercanas, pese al Atlántico que parece separarnos.

Uno de los activistas guatemaltecos pudo parecer en algún momento descortés por su atención a alguna red social desde su teléfono móvil. Al final se aclaró. Seguía las  noticias que llegaban de Honduras que apreciaba como positivas tras el recuento electoral. ¿Hemos seguido lo ocurrido en ese otro país centroamericano? No ha terminado la incertidumbre, pero hay cientos de detenidos, disturbios variados, toque de queda de doce horas diarias y algún muerto…

El mundo está muy malito. A pocas jornadas del aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, no parece que hayamos aprovechado muy bien esos 69 años transcurridos. Aquella reunión de Paris, de una Asamblea General de la ONU de 56 miembros, no recogió votos en contra y solo tres se abstuvieron: Unión Soviética, Arabia y Sudáfrica. Muy probablemente esa declaración sería hoy imposible.

No hay que cruzar ningún océano, en casa, en la más grande o en la pequeñita, regional, tenemos ejemplos a diario para provocar vergüenza, ajena y propia. No frecuento demasiado la política regional. Hay algo en ella muy parecido al agua estancada. Puede haber ángulos desde los que solo se aprecien plantas de algún valor decorativo pero el olor de fondo es muy insano. Ha regresado una plaga que causó mucho daño al inicio del régimen democrático postfranquista. Están de nuevo aquí los tránsfugas. En otras épocas más castizas se les llamaba chaqueteros y creo que me gusta más esa denominación.

Al mal intrínseco de la perversión del voto popular, base de cualquier régimen democrático, se añade la práctica transversal. Citando poetas malditos, aquí no se salva ni Dios. Los que acusan en el Ayuntamiento de la capital son acusados en el Parlamento autonómico. Todos iguales. Las voces discrepantes internas al congelador… Conclusión nefasta para alguna posible regeneración. Nunca he criticado seriamente al presidente Revilla. Muy controvertido. Mucha cal y mucha arena o todo lo contrario...He dicho que no me gusta, especialmente su vertiente showman, pero que la alternativa era peor... todavía no me había llenado el gorro.

Puede dar los sermones que quiera en las cadenas de televisión que le hacen la ola. Es impresentable su cinismo. Tenía una prueba personal sobre su comportamiento de fondo, totalmente pasivo, en torno al caso de un inmigrante africano menor de edad y el trato recibido en esta comunidad autónoma. La vicepresidenta Díaz Tezanos, a quien algún día pude incluso admirar, ya se retrató con ese mismo caso… El comportamiento de ambos en el tema del apoyo recibido del diputado Carrancio para conseguir que los presupuestos regionales no naufraguen el primer día, es intolerable.

En el lado de la vicepresidenta solo se le puede aplicar, y a quienes se aprovechan de la situación de su partido, lo del convento y lo que les queda de estar dentro. La otra cara de la moneda está en ver la decisión de quienes han obtenido respaldo mayoritario de la militancia. Si quieren mantener alguna credibilidad tienen que cortar cualquier amarra con ese sindicato de intereses en que han convertido a su partido los que lo han dirigido hasta hace unos meses. El caso de Salvador Blanco en Sodercan y ahora en Sidenor no admite dilación ni bálsamo para bebés.

Y un más difícil todavía: Revilla se va a Barcelona. Madrid ya está en el bote. ¿La próxima escala en la calle 42?  Empiezo a ver a Revilla con el balón de Chaplin en aquella famosa película... Iceta, candidato socialista a la Generalitat de Catalunya, no gana nada con una foto con Revilla. La transversalidad de su propuesta, que quiere ser catalanista y de izquierdas, debe tener algún límite.




lunes, 27 de noviembre de 2017

Derechos de los humanos


El pasado viernes se cumplió un año de la firma del Acuerdo de Paz en Colombia. Todo el mundo sabe – o no, muchas veces hablamos de todo-el-mundo, y realmente nos dirigimos a una parte muy pequeña de ese mundo- que dicho acuerdo no ha tenido, al menos de momento, un efecto positivo sobre millones de ciudadanos de aquel país que continúa en guerra. Una más de las guerras no declaradas y no consideradas como tal. Las conversaciones se habían desarrollado en La Habana. También hace ahora un año de la muerte de Fidel Castro.

La población indígena o descendiente de africanos sufre en mayor medida las consecuencias de dicha guerra. También la semana pasada he tenido el privilegio de conocer y escuchar en directo a un colombiano, Gustavo Pedraza, que reside un año en España acogido a un programa que la sección española de Amnistía Internacional tiene establecido para situaciones de emergencia de defensores de derechos humanos en sus países de origen.

En este blog hay alguna referencia a otras activistas que han pasado por Santander durante ese año de estancia en España. Sus testimonios, vivos, frescos, causan una impresión difícil de olvidar entre quienes los podemos escuchar aquí. En un rincón del mundo que  a veces nos puede parecer un basurero lleno de corrupción y de intrigas políticas de diversa índole, pero que tiene muy poco que ver con el frente. No me resisto a emplear terminología bélica. Frente a lugares en los que, aquí sí, nadie duda que están en guerra, Siria, Yemen… Colombia sufre un conflicto armado de varios decenios y muy complejo. No son los A contra los B, que son los conflictos fáciles de entender.

En una charla en un Instituto de Secundaria de nuestra ciudad, acogida con un silencio asombroso por parte de alumnos de 15/16 años, Gustavo dio una cifra que me golpeó especialmente. El cálculo de ciudadanos colombianos desplazados internos a causa del conflicto supera los siete millones. Es la misma cifra que conozco y he manejado sobre el conflicto sirio. Es cierto que la población colombiana es superior a la siria y que en términos relativos no supone el mismo porcentaje, pero siguen siendo siete millones. Una cifra muy similar a la suma de nuestra comunidad autónoma y la madrileña.

Un conflicto en que las guerrillas, hay o había más de una, se han enfrentado al gobierno, pero donde además las bandas de paramilitares o los narcotraficantes, suponen a su vez ejércitos bien armados que imponen su ley en distintas partes del territorio. El enfrentamiento entre el anterior presidente, Uribe, y el actual, Santos, precoz premio Nobel de la Paz 2016, siendo el primero el máximo exponente de los contrarios al acuerdo, que además ganaron el referéndum convocado al efecto y en el que no participó más del 60% del electorado, puede ser considerado algo próximo al teatro.

Yo mismo había olvidado que Santos, en calidad de ministro de Uribe, no puede ser considerado inocente de las tropelías cometidas por el gobierno de éste. Pero es que además no ha cambiado mucho. El terror sigue imperando en muchas partes del país. Si Gustavo Pedraza está en España y ha visitado Santander es por haber tomado el relevo de las denuncias que había presentado su hermano Carlos Pedraza. Carlos fue asesinado en las cercanías de Bogotá, donde residía, en enero de 2015 y por el momento no hay una investigación real que pueda llegar a acusar a sus asesinos.

El hostigamiento sufrido por Gustavo ha hecho que sus abogados le recomienden salir del país. Es posible que su caso se enfríe mientras está aquí. O no. Tengo un dolor especial. Mi perfil en una red social me recuerda día a día que hace ahora siete años yo mismo estaba en Colombia. En esta última semana de noviembre caminando por la Sierra Nevada de Santa Marta. En las entradas de este blog de noviembre y diciembre de aquel año 2010 se cuentan algunas cosas de las que veía por allí.

No soy el más ciego. Conocía el conflicto colombiano pero ya hace siete años que no evalué con acierto su grado de crudeza. Me equivoqué entonces. Y ahora. Esa crudeza hace que Gustavo, y su madre, tengan refugio temporal en España. Ese país hermano sigue en guerra y no es fácil visualizar ese conflicto. Las razones de esa ceguera son muy variadas. Nuestros principales medios de comunicación no son ajenos. Al fin y al cabo un vecino de Colombia, Venezuela, da mejores portadas.



lunes, 20 de noviembre de 2017

El hijo pródigo [para Olivia (7)]

Hay una historia inmortal, querida nieta, que narra lo bien que se recibe al que nunca se ha interesado por lo común. La alegría que provoca que, finalmente, se acuerde de lo que se tenga que acordar y actúe en consecuencia. Puede parecer una manera de aplicar justicia un tanto peculiar. Tu abuelo no ha mantenido toda su vida la misma intensidad, es cierto, pero hace ahora cincuenta años que empezó una vía no muy fácil en aquel momento. Medio siglo. No me preguntes por el oro de Moscú. Sigo cotizando una parte de mis ingresos a diversas causas. Como siempre. Nunca me llegó un céntimo de origen confuso.

¿A dónde hemos llegado? ¿Seré parte de lo que unos llaman izquierda caviar, con evidente influencia francesa? O el algo más racial, izquierda de salón?. Me sigue pareciendo que hay bandas de desorientados que han equivocado una revuelta de pijos con alguna causa más noble, y siempre cuesta bajarse del burro. Aunque el aparente líder supremo de los pijos se morree con los nacionalistas flamencos más próximos a un autoritarismo difícil de encajar en cualquier causa progresista.

Quise escribir algo de esto el 19 de octubre. Se cumplían entonces 50 años de mi primera noche en un internado. Dos días antes mis padres habían viajado a Barcelona donde habían nacido dos sobrinas, casi a la vez, para eso siguen siendo mellizas… Me hice mayor de golpe. Mi primera maleta autónoma. Pero, y ya te lo contaremos, el 19 de octubre de muchos años más tarde también se grabó en nuestra historia familiar. Y ese día me fui con tu padre a un templo particular que tenemos, y comimos en el Filipinas de Comillas, que es un vivo recuerdo de infancia y acabamos con una divertida foto, en tu casa, en la que se te aprecian maneras de… ¿dirigente del futuro? Habrá que vigilarte de cerca.

No falta mucho para el puente de diciembre. En 1967 solo el 8 era festivo. Nadie sabía que el 6 acabaríamos celebrando algo relacionado con una Constitución. Ese día 8 yo viajé desde Alcalá a Madrid y de allí a Aranjuez. Frío polar. En pocas semanas un par de jesuitas- el reciente Concilio estaba transformando la orden de una manera vertiginosa- habían decidido que yo tenía madera para asistir a un congreso juvenil de alguna organización cristiana y obrera. Un embrión de lo que acabaría siendo un movimiento de inspiración maoísta... Eso decían al menos los que sabían más que yo. Me asusté. Solo tuve valor para abandonar el congreso y regresar a Alcalá después de comer.

Si decepcioné a los dos jesuitas lo disimularon muy bien. No había tardado más de seis semanas en enrollarme una vez que la tutela paterna se había quedado lejos. Fuimos muy deprisa. Frené. Acababan de matar a Ernesto Ché Guevara. Estaban a punto de liquidar a Martin Luther King y antes del final de curso, a Bob Kennedy, aunque ellos no lo sabían y la siguiente primavera, la del 68, no me cogió en Paris como a algún cantautor o a la mayoría de los dirigentes de la Transición, pero Madrid tampoco estuvo mal para un joven de provincias que nunca antes había visto una multicopista. También es verdad que aquellas navidades volví a Santander con varios ejemplares de la declaración universal de los derechos humanos, recogidos en la calle Cadarso, muy cerca de la estación del Norte. Maletas de ida y vuelta. Maletas-sede de posteriores conflictos.

Diez quinquenios, con diferentes intensidades, dan derecho a un respeto. Dan derecho a la vergüenza ajena cuando se ven y oyen muchas cosas. Dan derecho a algo muy sagrado: A la independencia de criterio. A coincidir, con quien sea y a discrepar de quien sea. Y sí, lo hemos hecho muy mal si hay que recordar esto casi a diario en el mundo de las redes sociales o de los comentarios en los medios digitales.

Yo tenía para esta entrada un apunte y dice Mugabe. Si alguien repasara este blog, que se acerca a las 90.000 lecturas –si no lo digo yo no lo dirá nadie- podría encontrar varias referencias al tirano de Zimbabwe, que un día fue libertador. Alguna de las últimas en relación con la declaración unilateral de independencia. No recuerdo que nadie, más que yo, haya relacionado a Puigdemont con Ian Smith. Ese si es un camino para ver a la izquierda. La del salón y la de la cocina. La de los dormitorios y la del cuarto de baño.

También se quedó con un asterisco en la última entrada la batalla final de los socialistas de Santander. El resultado ha sido tan claro que lo único que lamento personalmente es, otra vez, el tono de las declaraciones del candidato perdedor. No sé en qué parte de la casa de la izquierda está el PSOE. Salón, cocina, baño… pero sin sus electores y sin otros electores que se declaren simplemente demócratas, no necesariamente de izquierdas, no hay cambios posibles en España. Ni nueva Constitución ni reforma de la actual. Lo digo sin más autoridad que mis cinco quinquenios, querida nieta.



lunes, 13 de noviembre de 2017

La corrupción: Ese sector de actividad


Nunca me he sentido cercano a las teorías conspirativas que encuentran siempre un culpable para todo, aunque tenga que ver con el aleteo de una mariposa en otro hemisferio. Pero la situación de las últimas semanas/meses en España puede colocarse con mucha facilidad en algún segmento de esas teorías. Escucho en una emisora local a la abogada Pilar de la Hera decir que la corrupción es un sector de la actividad económica. Añado que, con cifras oficiales, tiene más importancia que el sector primario.

No creo que en ningún otro país, civilizado o no, un alto cargo de la investigación de la mayor trama corrupta que nos ha asolado, que quizá nos sigue asolando, afirme en el Parlamento que los indicios apuntan a que el presidente del gobierno y toda su banda han cobrado sobresueldos en dinero negro, opaco, oculto, y que ninguno de ellos dimita ni se sienta obligado a mejorar alguna explicación anterior. Añadiendo que su mayoría parlamentaria es la más precaria en cuarenta años.

Desconozco si han pactado con el segundo partido más corrupto de la Península Ibérica, el del ex presidente catalán, en situación legal confusa en Bélgica, para a través de sus declaraciones simbólicas aplicar la táctica del calamar a lo suyo, de ellos, de los unos y los otros. Mientras el tercer partido más corrupto de la misma península no se sabe si va, viene o regresa. De momento, en otra finta propia del momento, les han expulsado del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Barcelona. Aquí se aprestan a la batalla final (*)

Hay mucha boquita caliente, algunas de ellas pueden ser incluso boquitas pintadas como las de Puig, ojo que no hablo del nuevo manneken pis. Algunos de sus colegas, los que no hablan francés ni flamenco, han cantado auténticas arias inmortales la semana pasada, en el Supremo y en la Audiencia Nacional, con mejor suerte para unos, una, que para otros…el dislate jurídico-político de este final de año necesitaría un fortasec ejemplar que todavía no existe, el de un tratamiento para la diarrea mental.

Esa doble coartada que se dan los corruptos del centro con los de la esquina no es gratis para ninguno de los otros cuarenta y cinco millones. Nada va a ser igual, al menos para los que tenemos una edad. Hay cicatrices que toman su tiempo, que cuando repasas los alrededores, años más tarde, notas todavía un cierto acorchamiento. Amigos, familiares, que han abrazado la causa que te rechina y se regodean en ella y te bombardean con imágenes supuestamente heroicas… No. No va a ser fácil. Los miles de muertos en Yugoslavia, en Siria, en tantos otros lugares, tuvieron aperitivos más discretos.

Si todo va bien, si acabamos sin víctimas mortales, cómo pondremos cascabeles a los distintos gatos corruptos?. El empobrecimiento global de nuestra sociedad mientras algunos de sus dirigentes políticos dejaban pálidos a piratas históricos… cómo nos lo vamos a contar?  Valor, coraje, lo que hay que tener, no es fácil regalárselo a  ninguno de los líderes del proceso de la esquina, ni a los del partido corrupto del centro, ni a ningún otro.


He tardado en llegar hasta aquí, llevo años rozando esta cuestión que nunca me había acabado de creer plenamente. Hay algo entre el dolor y el escozor por el papel de algunos conocidos. No hablo de los amigos. Esos tienen otra bula, incluso cuando juzgamos que se equivocan. Simplemente conocidos. Que alguna vez coincidieron en una reunión, en una fiesta. Que ya eran/estaban o creían ser o estar de vuelta de casi todo, por encima de casi todo. Uno de ellos estuvo a punto de comprarnos nuestra última casa en Barcelona. Ex de una amiga. Padre de una chica algo más joven que mi hijo. O el hijo de otro compa, bueno entre buenos con fama de bueno, el padre. Que nos prestaba su despacho en un Escuela Universitaria para realizar nuestras reuniones clandestinas… y algunos más. Dolor, escozor. O ambos.

(*) Primarias locales en el PSC/PSOE. Previsiblemente encarnizadas en Santander. Continuará

miércoles, 8 de noviembre de 2017

El largo siglo XXI: Mi centenario de 1917

Esta entrada ha sido publicada ayer, día del aniversario, en www.elfaradio.com

“(…) El 6 de noviembre será demasiado pronto(…) el 8 de noviembre será demasiado tarde(…) Es el 7 cuando debemos actuar, esto es, el día de la apertura del Congreso(…)” John Reed, pone en boca de Lenin la anterior cita. Los diez días que conmovieron al mundo cumplen ahora su primer centenario. Me parece más fiable Reed, cronista que vive el momento, que reinterpretaciones históricas por muy ajustadas que sean y algunas lo son. Cristopher Hill o Edward H. Carr imprescindibles. El mismo Lenin o Trotsky aunque evidentemente más sesgados.

El otro imprescindible, Eric Hobsbawm, nacido precisamente en 1917, publicó en 1994 una de sus obras más notables, The age of extremes, a History of the World, 1914-1991  Mi nivel de inglés no era todavía el mejor que llegué a alcanzar, pero en el verano de 1995, en los alrededores de Boston, donde mi hijo iba a pasar el curso siguiente, me hice regalar esa obra. No pude esperar a la traducción española y mi compañera de vida se gastó 30 dólares en el obsequio, en una fecha muy importante para nosotros.

En la traducción española de algunos años más tarde figura el subtítulo: el corto siglo XX, por oposición al largo siglo XIX. Me gusta esa idea del autor judío británico. Los siglos, cuando se reconstruyen en la mesa del historiador, no tienen que durar obligatoriamente 100 años ni empezar el 1 de enero del año X. Probablemente a este siglo XXI nuestro le tenga que acompañar el calificativo de largo. Llevamos 10 años de más en la cuenta.

Cuando yo era estudiante en la facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona, me impresionó el comentario de un profesor: En el primer centenario de la revolución francesa, entre los fastos de inauguración de la torre que se ha convertido desde entonces en el icono de Paris, no hubo, entre los partidos del orden republicano, quien se reclamara heredero de la gran revolución burguesa que había guillotinado a Luis XVI y a María Antonieta y a tantos otros. La herencia de 1789, un siglo más tarde, fue reclamada principalmente por sectores del movimiento obrero.

No he visto muchas reclamaciones sobre la herencia de la revolución de 1917. Yo puedo reclamar una parte, muy pequeña, individual. En dos ocasiones relativamente recientes he bromeado con la revolución soviética. Que la famosa revolución de octubre tenga que esperar hasta noviembre para celebrar el aniversario, es uno de los motivos de broma y dos Papas y sus distintos calendarios, los culpables del desencuentro. El Vaticano y esa revolución han tenido una relación muy difícil. En alguna medida el Vaticano de Wojtyla estuvo presente en la derrota final de la revolución, si es que la revolución fue derrotada en la etapa de Gorbachov. No es difícil encontrar defensores de la idea de que esa revolución fue derrotada casi en el momento de su nacimiento. Incluso antes. O muy poco después.

La otra broma ha sido muy reciente. El pasado mes de julio. En el centenario de aquellos hechos… 1917 tiene hechos muy sonados en febrero, en abril, en julio, en octubre y en todos los demás meses. La revolución en Rusia y la Gran Guerra propician todo eso que ha ido cumpliendo su primer centenario a lo largo de este año. Lo de julio de 1917 lo califiqué de gatillazo bolchevique. La idea me pareció explícita. En octubre la faena se remató con mejor suerte para los impacientes de julio.

Lo de octubre, aquí noviembre, fue más serio. No tengo demasiado interés en justificar o censurar lo ocurrido. El golpe de inicio, la guerra civil, la instauración de un nuevo sistema que lanzó en muy poco tiempo, en términos históricos, a uno de los países más atrasados de Europa a la categoría de gran potencia mundial… sus secuelas, desde el mismo momento de la guerra civil, nos afectaron a todos. Incluso a los que teníamos en aquel momento unos padres recién nacidos o aún sin nacer.

La exportación de la revolución, al menos el intento, convirtió muy pronto aquel novedoso fenómeno histórico en un problema, o una esperanza, de alcance planetario. La importancia histórica de esa exportación rivaliza con los decenios de régimen soviético en la extinta URSS. Como había sucedido antes y volvería a ocurrir más tarde, un primer resultado fue el fraccionamiento de lo que en aquel momento eran las formaciones políticas de mayor influencia entre los trabajadores en los países industrializados. El nacimiento de los partidos comunistas, como escisión, casi siempre minoritaria, de los partidos socialistas que ya habían abandonado posiciones revolucionarias, significó un debilitamiento de las causas populares que se defendieron peor ante el ascenso de los totalitarismos de signo fascista.

España fue escenario, en el marco de la guerra civil, del enfrentamiento más cruel de todo el periodo de entreguerras en Europa. La miopía de los gobiernos occidentales dejó la causa republicana abandonada a su suerte: La inoperancia de la no intervención posibilitó el intervencionismo nazi y fascista. Uno de los dramas históricos del siglo XX es no considerar la guerra civil española como un primer acto de la II Guerra Mundial. La alianza de los soviéticos y las democracias occidentales para derrotar a los fascismos no llegó a tiempo para España. Claro que fue después de la victoria franquista cuando Stalin y Hitler se entendieron para alguno de sus fines.

La resistencia interior al franquismo, tanto en una primera fase de lucha armada como después de la muerte de Stalin y del XX Congreso del PCUS, tuvo en los comunistas españoles su principal, y a veces único, soporte. La formulación del PCE después de 1956, reconciliación, unidad de fuerzas democráticas, huelga general política y pacífica… tuvo que esperar a la agonía del dictador, pero la presentación en Paris en el verano de 1974 de la Junta Democrática supuso una reválida de aquella política de casi 20 años.

No resulta fácil analizar procesos históricos en los que se ha participado. La subjetividad aparece de forma natural. Pero hay hoy en nuestro país, con el relato de la grave crisis iniciada hace casi diez años, con puntos de inflexión en el 15M o en el actual proceso soberanista catalán, un choque generacional en el análisis. No me importa reconocer que tardé en calibrar lo que podía suponer el 15M pero me ha enfadado mucho que un eurodiputado surgido de aquella movida diga que Sartorius es una momia del régimen del 78 o algo parecido.

Al margen de la falta de respeto personal, es intolerable en términos históricos. Sartorius tiene una parte de la herencia de 1917 mucho mayor que la mía. De las más importantes entre los españoles todavía vivos que se puedan reclamar herederos de aquello. No hace mucho tuve que recordar en una red social que un principio básico, de primero de estudios universitarios de la materia, o preuniversitarios, es que frente a un aforismo de enorme fortuna, la Historia, con mayúscula, no se repite y es imposible que lo haga y no hay que recurrir a lo de las aguas de los ríos, que nunca son las mismas. Las sociedades cambian, evolucionan o involucionan, pero nunca son las mismas.

Hace diez días, con la calentura catalana por medio, en un chat con mi hijo, visualicé alguna discrepancia metodológica, y empecé a ver la forma de este artículo. Según el aforismo ya citado, estaríamos como al final de los años 20 o al principio de los 30 del siglo pasado. Y ahí encontramos, entre las miles de diferencias que podría empezar a recitar como en letanía, la inexistencia ahora de la Unión Soviética y su influencia en millones de trabajadores en todo el mundo o la inexistencia ahora de los imperios coloniales…

La herencia de la que hablaba al principio me alcanzó personalmente de lleno. Durante diez años de los quince que pasé en Catalunya, mi vida estuvo marcada por una  militancia encuadrada en la herencia de aquella revolución. Muy crítica con su desarrollo después de 1956, Hungría; después de 1968, Checoslovaquia; después de 1979, Afganistán… pero en aquella herencia, en parte política, en parte cultural. 

Solo he encontrado una razón para justificar mi militancia en aquella organización política: Siempre me pareció la más efectiva contra la dictadura franquista. Creces, maduras, tienes sentimientos democráticos y te rodean situaciones de injusticia, de falta de libertades, te decides a combatir por lo que en el marco europeo se entendía como una normalización de las condiciones sociopolíticas y… un amigo te invita a entrar en el Partido. No hacía falta decir de cuál se trataba.  Lo piensas, vences el miedo y entras. Había otros, pero en la distancia, sin resquicios del sectarismo que alguna vez pudo existir, no se podían comparar, insisto, en influencia social y en efectividad en el combate contra la dictadura.

Y ahí estuve. Según alguien tan cercano a esa herencia como el diputado Alberto Garzón, engañado o traicionado por ese partido. El diputado Garzón seguro que estaba entre los listos de su clase. Se explica bien normalmente. Pero el combate por la libertad y la democracia, en un partido que no se había creído demasiado esas ideas, tuvo muchas contradicciones. La suma de todas ellas acabó con el propio partido. El partido al que se afilió Garzón, por pura cuestión de edad, era ya un zombi político ¿Cree sinceramente el diputado Garzón que él, o la formación por la que ha obtenido el acta, está menos domesticada, o es más útil a la mayoría, que el PCE/PSUC de 1977?

No tengo más amor por la Constitución del 78 que la de su significado histórico. Creo sinceramente que hay que renovarla profundamente, o hacer una nueva. Pero se necesita, al menos, el mismo consenso social que existió para la aprobación de aquella. Faltan trece meses para el cuarenta aniversario de aquel 6 de diciembre. La elaboración de aquella Constitución no llevó mucho más tiempo y veníamos de donde ya se sabe. Voté sí. Con una pegatina de mi partido en la solapa que decía “No a la pena de muerte, sí a la Constitución” Desconozco si la República Popular China se sigue reclamando parte de la herencia de 1917. En lo tocante a la pena de muerte lleva milenios de retraso y miles de ejecuciones de más con respecto a nuestra Constitución.

Del mismo modo que nadie tira un abrigo si no tiene otro para usar en el invierno siguiente, es muy difícil intentar cargarse la Constitución vigente si no hay una mayoría social que opte a, y unos representantes políticos que  consigan, otra mejor. La posibilidad de una revolución para cambiar el sistema no creo que esté en ningún programa electoral en este siglo. Y al final lo de 1917 acabó bien. Al menos en Finlandia que ahora celebra el centenario de su independencia.


viernes, 27 de octubre de 2017

Los unos y los otros

En este caso no se trata de un musical, ya nos gustaría a algunos. El lunes voy a estar lejos. Sigo atado a las vacaciones escolares después de jubilado. Soy un afortunado. Además pongo distancia, lo que sumará alguna sordina al monumental chapuceo en que se desenvuelve nuestra vida pública desde hace dos meses o cinco años o… media vida.

Estoy sin acabar de hacer la maleta pero el lunes puede que tenga dificultad para el acceso a una zona wifi que me permita publicar lo que podría haber escrito con más reflexión. Dejando claro que estoy en un bote pronto, me parece impresentable, lo de los unos y lo de los otros. Si se ha estado a milímetros del acuerdo hacia el mediodía del jueves,- cuando el problema más serio parecía que las elecciones autonómicas iban a coincidir con un Madrid-Barça nada menos que en otro 20D-  las irresponsabilidades compartidas acabarán pasando factura a los dos lados de la fractura. A todos.

Y sí, sigo estando orgulloso de mi equidistancia. No acabo de ver un detalle que me aproxime un milímetro a ninguno de  los dos bandos. Uno juega con fuego como en el recreo de un colegio. El otro ha encontrado el paraguas gigante que necesitaba para guarecerse de los chubascos judiciales que le caen por ser un partido eminentemente corrupto.

Equiparo el respeto a la ley, básico, fuera de ella solo hay caos y ganancia para los más poderosos, con la necesaria adaptación de la misma a los cambios sociales. Si no nos parece muy civilizado el principio del Talión, si condenamos formas de discriminación que no hace tanto tiempo estaban en los códigos legales, debemos abogar por escucharnos y ver que se puede hacer para legalizar una reivindicación que puede ser aspiración muy firme de un, aproximadamente, 5% de la población.

Lo cual ni de lejos significa que ese 5% deba imponerse al 95% restante. El intento de imposición se ha justificado precisamente en la falta de cauce adecuado… dicho todo eso, me parece que la credibilidad de los dirigentes de los dos bandos que por el momento no se disparan, es muy escasa, al menos para mí. Y que los alumnos de primero de arte dramático hubieran hecho una puesta en escena mucho más digna  el jueves 26. Y seguramente esa tónica va a seguir en los actos de hoy y de mañana. Los aplausos de los senadores del PP al anuncio del cese del gobierno de Catalunya recuerdan lo ocurrido con la guerra de Irak. Aquello no ha acabado pero salvo los traficantes de armas, nadie dice que vaya bien.

Y sí, si Mariano Rajoy hace de trilero, en la práctica, con el término diálogo, eso es justo lo que necesitamos. El otro es un alcalde de pueblo y las alcaldadas están en el  diccionario de la RAE. Cualquiera de las dos acepciones es válida para el caso:

1. f. Acción arbitraria o inconsiderada que ejecuta un alcalde o cualquier persona 
que abusa de su autoridad.
2. f. Dicho o sentencia necia.

Más aplausos para Mariano en el Senado. Falta un cuarto de hora para las once de la mañana y es viernes 27 de octubre. El enésimo día histórico de las últimas semanas.



lunes, 23 de octubre de 2017

Thelma, Louise y Soraya [Para Olivia (6)]


No recuerdo bien si ha sido un sueño, con esa mezcla de cansancio y alegría que da el recorrido por nuestras montañas o una visión diurna, justo al emprender la cuesta abajo por la canal de Culiembro, en su descenso en picado hacia el Cares, por ahí. Cuánto bien alcanzaríamos si el presidente catalán y el español, con el auxilio de su vicepresidenta, Soraya Saenz de Santamaría, una vez agotadas todas las vías de diálogo- previamente deberían empezar a hablar- se subieran a un todo terreno y apretaran el acelerador. Aunque al despertar suenen rimas terminadas como cinco.

Prometo por lo que me quede que no es papardeo frívolo. Me interesan más otros artículos. Algunas organizaciones sociales llevan tiempo trabajando de cara a una reforma de la Constitución del 78. Ahora que salen expertos constitucionalistas por todas las esquinas, y no necesariamente de las facultades de Derecho, justo ahora, convendría recordar la superioridad del artículo 14, que sería imposible en una dictadura como algunos dicen que tenemos. Otros precisan más: Estamos en un régimen fascista.

Por ahí ni me encuentran ni me van a callar. Alguna vez he dejado escrito por aquí, o por otro sitio, que el fascismo me robó al menos nueve años. En 1977, la primera vez que pude votar, ya tenía 27. Como mi memoria sigue estando bastante bien, recuerdo con precisión lo que quiere decir crecer y madurar en un régimen totalitario. Y no, no voy a callar ante quienes puedan decir que no hay diferencia con la actualidad. A pesar de… todos los pesares.

Ya tuvo la Constitución un accidente de nacimiento en relación con la organización territorial del Estado: Aquel Título VIII que estuvo a punto de abortar todo el resto. Declaraciones sobre nacionalidades y regiones que no se pudieron expresar con claridad. Diferentes vías de acceso a la autonomía. Se tendrá que manosear mucho a partir de ahora el 155 para que alcance el sobe del 143 y el 151 entre el final de los setenta y los primeros ochenta.

Y ni entonces ni ahora puedo recordar que se haya gastado mucho tiempo en explicaciones sobre las razones que hicieron blindar algunos derechos frente a otros. Como que el derecho a la Educación, artículo 27, sección primera del capítulo II, se haya podido convertir, entre muchas otras bendiciones, en una fuente inagotable de recursos públicos regalados a negocios privados en buena medida en manos de órdenes religiosas católicas. Qué desgracia tuvo el derecho al trabajo, artículo 35 o a la vivienda, artículo 47, incluso el 50, que en su defensa de la tercera edad también menciona expresamente la necesidad de vivienda de ese sector social.

En una futura revisión del texto constitucional, que tendrá que llegar antes o después de que la crisis catalana se solucione, porque se tendrá que solucionar, entonces, sea todavía siglo XXI o ya el XXII ¿se podrán equiparar algunos de esos derechos? No tiene porque ser un gran problema económico si se ahorra de tantos lugares donde se puede ahorrar. Si no se roba lo público, lo de todos, como si no tuviera dueño.

No vienen buenos tiempos, Olivia, ahora que empiezas a andar y que todavía no han pasado dos meses desde tu primer cumpleaños. Aquel choque de trenes previsto se produjo. Aquel mismo día. Pero un gobierno perezoso, un gobierno que lo es porque los que pudieron evitarlo no lo hicieron, se ha tomado dos meses para, dice, aplicar el puñetero 155. Hasta Ada Colau ha tenido tiempo de nadar, guardar la ropa, volver a nadar y sumarse a la revuelta pija. Thelma, acelera. ¿o era Louise?


lunes, 16 de octubre de 2017

Incendio en la(s) esquina(s)


No está en la Wiki. Lo dije en hipótesis: debe de estar en la Wikipedia. Y no está. Pero el efecto Montreal tiene decenas de entradas en la red. La relación bastante directa entre el esplendor de Toronto y el declive de Montreal en torno a los intentos de los nacionalistas de Quebec de separarse del resto de Canadá. Solo he estado una vez allí. En el verano de 1990. Me pareció un país que reúne lo mejor de los dos mundos de los que proviene su clase dirigente, Europa y el norte de América. Con un aporte asiático más que notable. Un complejo multicultural bastante bien llevado… que no tiene solucionado todavía la integración en igualdad de los nativos americanos.

Aquel verano de 1990 ya se había producido el primer referéndum pero las noticias diarias de los medios locales se abrían con la insurgencia de los mohawk en los alrededores de la ciudad que había tenido los JJOO en 1976. Recientemente un amigo británico que viaja por allí con más frecuencia que yo, me decía que incluso eso, que el reparto de tanta tarta también llegue a los propietarios originales, está en vías de solución. Por no introducir el relato de cómo,  mucho más alejados físicamente del conflicto sirio, han acogido  una cantidad de refugiados de ese origen unas veinte veces mayor que nuestra querida España.

Canadá. Tengo otros amigos muy vinculados a ese país. Viven en Barcelona. Ella madrileña de nacimiento. Él, mallorquín. Hijos, hermanos, nietos allí. No tienen, creo, la misma posición respecto a lo que ahora ocurre en Catalunya pero es a los primeros a los que escuché lo que ocurría en Quebec por efecto de los intentos secesionistas, un declive económico que difícilmente se recuperará. Ya hemos llegado hasta ahí. Quién sabe dónde se apurará el freno y el cambio de rumbo.

A la mayoría nos aplican la ley a diario y nos parece lo normal. No hace falta que nos guste. Es la ley y es una ley que con todas sus limitaciones no surge de una voluntad personal y autoritaria. Estar fuera de la ley no ayuda más que a los poderosos, a quienes pueden permitirse aplicar su propia ley. O intentarlo. Conducir al revés es asunto de kamikazes. Pero se puede intentar cambiar la norma. En países civilizados se hace. En Suecia se conducía como en Gran Bretaña. Ya no lo recordamos. Pero hace ahora cincuenta años que cambiaron la norma. Se tuvieron que poner de acuerdo. Miles de kamikazes no se hubieran soportado incluso en lugar tan civilizado.

Los socialistas han dudado entre negociar o apoyar a Rajoy. No todos. Un personaje que debe de tener todavía, por increíble que parezca, alguna influencia entre ellos, Alfonso Guerra, ya puso su carne en el asador. No es la primera vez con este asunto. La sensación de que todos, todos, los dirigentes políticos operan en términos electorales es insoportable en este tema.


La división en la sociedad es ya muy clara  en todos los aquís y todos los allís. Es la resultante del ellos y nosotros. Nosotros y ellos. El mayor Trapero en libertad con medidas cautelares y Sánchez y Cuixart a prisión sin fianza. Inevitable pensar en el fuero especial de los políticos. La única ganancia para aquellos que, incluso después del manoseo efectuado por Mariano Rajoy, se apuntan al cuanto peor mejor. Rajoy es gallego y Puigdemont opera como dice el tópico que operan los gallegos. Resultante: las dos esquinas peninsulares incendiadas. Galicia de verdad. Cataluña, de momento, metafóricamente.

lunes, 9 de octubre de 2017

Hablar/ Parlar


En un lunes muy especial, entre el cansancio y la satisfacción por el éxito de la carrera solidaria a la que, con muchos otros, he dedicado mucho esfuerzo en los últimos meses, voy enfocando algún episodio del fin de semana que no me ha gustado demasiado. El sábado por la mañana me sentí en la piel del genial Charlot. En aquella secuencia en la que con una bandera, presumiblemente roja, todavía no había color en el cine de 1936 cuando se rodó Tiempos modernos, Chaplin encabeza una manifestación sin habérselo propuesto y acaba detenido por la policía.

https://www.youtube.com/watch?v=4TAB4hZlc68

Llego con mi camiseta blanca, me pareció excesivo ponerme pantalón del mismo color, San Fermín había sido tres meses antes, a la plaza del Ayuntamiento. Hay más gente de la que pensaba y todavía faltan más de diez minutos para mediodía. La primera persona conocida que encuentro lleva unos carteles con la leyenda doble #Parlem/ #Hablemos. Llega un amigo de mi amiga. Es fotógrafo profesional. Le pide que levante un cartel, que quiere hacer una foto. Le pide que aguante el cartel unos tres minutos. Se va a alejar un poco para tener mejor perspectiva de la plaza bastante llena.

Mi amiga me pide que, ya que soy más alto, que levante yo el cartel que se verá mejor. Ningún problema por mi parte. Como moscas a la miel… en pocos segundos se me acerca un señor probablemente algo mayor que yo. Me pregunta con cierto tonito que qué significa (mi cartel) y le respondo que qué no entiende porque dicen lo mismo. Sigue increpándome sobre la convocatoria, que él no ha visto en el periódico. No sé cómo ha acudido hasta allí con, detalle no menor, una bandera española a modo de capa. No hay muchas en la plaza y una es la suya.

Tercer acto. Empieza a hablarme de chorizos. Se refiere a los chorizos catalanes pero yo le pregunto, ya un poco mosqueado, si se refiere al presidente del gobierno y otros dirigentes de su partido que están colapsando los juzgados de media España con sus casos de corrupción. Eso ya le parece intolerable y se marcha sin despedirse. No nos hemos cruzado ni una palabra más gruesa que otra. Bien. Yo sigo con el cartel. Quizá no han pasado los tres minutos pedidos por el fotógrafo amigo de mi amiga. Como moscas a la miel… Llega, a por mí, una señora.

Sin banderas. Ni de blanco. Colores vivos. Aire flamencote, dicharachero. En este caso la pregunta es: ¿de qué hay que hablar? Y sin espacio para mi respuesta: ¡será dentro de la Constitución! Mi respuesta: Por supuesto. Incluso de la posibilidad de reforma que contempla dicha norma suprema ¿no? Ya se ha ido con el mismo aire con el que había llegado. Una familia valenciana, que ha escuchado todo, me felicita. Están de puente festivo ya que hoy es el aniversario de la conquista de la ciudad a los musulmanes, allá por el siglo XIII… ¿Tenemos más Historia que futuro?



Mi brazo está cansado y bajo el cartel. La foto está hecha. Habrá salido ayer en algún diario, pero no será muy diferente a la mía con el cartel en el brazo de mi amiga. Creyendo que hay que hablar. Que siempre es mejor hablar que disparar, que golpear. Que hay que hablar de todo. Como se dijo en el País Vasco cuando había violencia terrorista, para el momento en que esta cesara. Se podría hablar de todo sin violencia. Por la tarde, en el mismo lugar hay otra concentración. Con muchas más banderas. Me lo han contado, yo tenía otras cosas que hacer esa tarde.


Lo voy a decir una vez más: Cientos de millones de personas incluyen entre sus creencias religiosas la imposibilidad de tomar el nombre de Dios en vano. ¿Podemos hacer algo parecido con las banderas? Con todas. No las convirtamos en anuncios publicitarios imitando a los de detergentes. Hay demasiados millones de muertos detrás de las banderas y estamos en un siglo en el que parecía que eso ya no estaba de moda. Hablemos. Parlem-ne. Hablemos de eso. De lo que hay que hablar.

lunes, 2 de octubre de 2017

Ara es l’hora


En el final de la entrada del lunes pasado hacía un leve recuento de cómo la ultraderecha va ganando espacios en diversas instituciones europeas. España ofrece un marco muy singular en ese aspecto. Hay lápidas en muchos lugares que avergonzarían en casi todos los países vecinos, pero no hay representación institucional de ese signo. Institucional. La calle es otra cosa. Abierta la caja de Pandora o de alguna vecina, confrontados dos nacionalismos frente a frente, el del lado español levanta el brazo y canta el caralsol con una facilidad pasmosa. En Madrid, en Valladolid… o el aporellosoé, incluso en la Vía Laietana de Barcelona.

Así empieza el año hidrológico, lloviendo eso sí, menos mal. Quienes no trempamos con ninguna bandera entramos en un periodo difícil. Nos van a dar, nos están dando, por todos los costados. Los del caralsol no tienen dudas para un caso de ese tipo, solo se puede ser rojo peligroso y antiespañol. Pero hay una novedad. Se ha abierto una oficina que expende certificados de verdadera izquierda. No tiene que ver con lo que hayas hecho o dicho o escrito a lo largo de tu vida. Si no te has entregado a defender la vía Puigdemont, es que no eres pura sangre de color adecuado.

El nacionalismo me parece una enfermedad. Sin vacuna conocida ni tratamiento efectivo. No conozco, en los dos siglos y pico transcurridos desde la revolución francesa, uno solo de ellos, centrípeto o centrífugo, que no se haya afirmado contra otros, con la fe ciega en ser mejor, superior, que los otros, con daños difíciles de calcular en el momento de encender la mecha. Cuando llega al lenguaje el nosotros contra ellos, con poca delicadeza, con nula posibilidad para las personas singulares, se cierran todas las vías. La imposibilidad, en nuestro caso, de que una federación, esperanza de muchos, pueda resolver el litigio.

De Rajoy me parece que casi nadie esperaba casi nada, pero hubo apuestas por la habilidad de Soraya para resolver el conflicto. En algún momento ha vivido en Barcelona, o ha viajado allí varias veces por semana. Por lo que parece para explicar que la ley es la ley, en modo barrio Sésamo y que mantener la ley era el único cometido del gobierno de España. No parece que en ningún momento se haya abierto alguna posibilidad a algún cambio en la ley. La vicepresidenta y su equipo de abogados del Estado solo han servido para que la noticia del día sea la represión implacable, a ratos salvaje, unas imágenes que se convierten en coartada para los otros.

Engels no está entre los superventas del año, pero desde que descubrí lo que sigue y han pasado más de cuarenta años, yo soy fan del socio de Marx “(…)Pasó el tiempo de los golpes sorpresivos, de las revoluciones hechas por las pequeñas minorías conscientes a la cabeza de las masas inconscientes. Cuando se trata de una transformación completa de la organización social, deben participar las mismas masas; las mismas masas ya deben haber comprendido de qué se trata, por qué dan su sangre y su vida (…)” Cuando lo leí por primera vez, el texto tenía ochenta años y era muy contestado en el ámbito de las denominadas vanguardias.

No sé, entre la directiva de la rebelión catalana, cuántos leen a Engels. En el otro frente muy pocos. Lo mejor de ayer: No ha habido sacrificios humanos, aunque a una hora de la tarde se anunció uno. La falta de cadáveres rebaja un poco las expectativas, pero hay fotos de ancianas ensangrentadas dando la vuelta al mundo… Han ganado lo que querían: La primera batalla. Las portadas de hoy de la prensa internacional. Si templan un poco los próximos días, la situación insostenible va a ser la del gobierno de España. Desde Berlín y Bruselas ya han llegado trompetazos. Mariano y Soraya no van a tener un año hidrológico muy seco.


lunes, 25 de septiembre de 2017

El descanso del séptimo

A punto de cumplirse siete años desde que empecé este vicio, el de comentar semanalmente lo que veo y cómo lo veo, algún espíritu más propicio a las paranoias que el mío creería que he estado sumergido en una operación en la que algún maligno me envolvía. Con Alemania en la trastienda y el escaparate. Yo estaba ayer con un sentido, o algo menos, pendiente de las elecciones al Bundestag. También es cierto que el resultado se adivinaba pero incluso la incógnita, si los neonazis iban a alcanzar más o menos del 10% de los sufragios, me parecía merecedora de atención. Lo que no hay es descanso, pero solo porque no quiero y así es distinto.

Y en San Sebastián, donde no había asistido nunca a las proyecciones del festival de cine, la película que más me ha gustado tiene que ver con un  pasado turbio, el de la Francia ocupada por los nazis, la colaboración y la resistencia. Un tema que me atrae desde niño con mucha fuerza. Las memorias de Marguerite Duras, el dolor, su dolor y el de los demás. Un tema no muy bien resuelto en Francia aunque Pierre Laval fuese ejecutado nada más terminar la guerra. El mismo Mitterrand aparece con su nombre de guerra en el círculo más próximo a la escritora y decisivo a la hora de salvar la vida de su marido. Un Mitterrand que hace un recorrido ideológico contrario al de Laval. Y gana.

Por si no hubiera tenido bastante ración alemana, hoy mismo he dedicado unas horas a enseñar la ciudad y comentar alguna de sus notas históricas a un grupo de jubilados alemanes. Sindicalistas. Con uno de ellos mantengo un amigo común, de mis tiempos catalanes. Abatidos en alguna proporción por el resultado electoral de ayer. Interesados en esta ciudad como referente de ciudad inteligente ¿? Alguna propaganda ha traspasado fronteras o hay algo más que propaganda? Muy interesados en nuestra guerra civil y en la situación catalana. Renuncio a explicar mi visión en alemán. No me llega. En inglés salimos más airosos lo que no evita que en un momento una pregunta sobre el Barça me descoloque…

Se reconocen próximos al SPD y a Die Linke. Sin problemas aparentes entre ellos. Como muy tarde y reflexiono sobre la posibilidad de que eso nos ocurriera aquí, donde sectores de la izquierda no han dudado en sumarse a la revolución catalana. No parece contradictorio en este siglo rotularse como internacionalista y anticapitalista  y abrazar la revolución de los aristócratas. Porque la revolución catalana no tiene, que se haya visto hasta ahora, ningún ingrediente de revolución proletaria.

Y sí, he pasado a “correo no deseado” una dirección de un ciudadano francés que me bombardea con las bondades de la revolución catalana. Si tiene mi dirección es por mi adhesión, hace años, a un manifiesto por el reconocimiento del papel de los republicanos españoles en la Resistencia y la Liberación de Francia. Los franceses de Toulouse, descendientes del exilio español, tienen todos esa visión? defienden con ese coraje las aspiraciones de los ciudadanos de Córcega?

Mis referentes catalanes se reunieron el miércoles pasado en les Cotxeres de Sants y con mucha claridad llamaron a no participar en la pantomima ilegal del próximo domingo. De eso no hay que inferir el más mínimo apoyo al gobierno del PP. No parece muy difícil de entender. Es gente de mi edad, la mayoría  incluso mayores. Se jugaron, nos jugamos, lo poco que teníamos contra la dictadura franquista. Contra aquella legalidad.

Ahora, algún señorito de los de entonces, o sus hereus, puede estar llamándolos, llamándonos, botiflers, cipayos, esas lindezas nacionalistas. Pero esta legalidad imperfecta no es una legalidad totalitaria. No voy a desearle a nadie la condena de una nueva legalidad totalitaria. Pero … hay más de noventa diputados en el Bundestag y ocho en la Asamblea Nacional de París, con sistema de doble vuelta y casi ochenta sumando los dos grupos extremistas del Parlamento Europeo, … que es por y para lo que trabajan: Una nueva legalidad totalitaria.  ¡A ver si descansan los séptimos días!


lunes, 18 de septiembre de 2017

Influencers

Debo estar por encima de la media, entre los de mi generación, en relación con el uso de nuevas tecnologías y conocimiento de lenguas extranjeras. Lo mío me ha costado. Pero no me había encontrado con un nuevo palabro. Ha tenido que ser un fracaso de la consejería de Turismo del gobierno regional, el mes pasado, quien me ha puesto en onda. Un cartel de promoción de nuestro litoral, tildado de sexista y retirado en horas, me desveló el término. Los influyentes o influidores ahora son influencers. Eso es lo que algunos entienden por modernidad.

La supuestamente influidora parece que tiene un blog, un apellido de los de toda la vida… y yo había llegado hasta aquí sin enterarme de su existencia. Como ella me ignora a mi, lo doy por supuesto, que también tengo blog y mi apellido. Claro que mi espalda no le dice nada a la consejería de Turismo para promocionar nuestro litoral. Me cabe una duda, ¿cobró la influidora o lo hizo por patriotismo? Hay mucha oscuridad, al parecer, en cuentas de esa consejería, me temo que en otras también, y hoy, en el estreno de curso en el Parlamento regional, se va a hablar de ello.

Estrenamos este curso con un Parlamento que parece recién llegado de la batalla del Isonzo, sí, aquella que hace exactamente un siglo ensangrentó la frontera de Italia y Austria, que se cobró medio millón de vidas y engrandeció la literatura universal de la mano de Hemingway. Los tres diputados de Podemos se relacionan lo justo o menos. Los dos de Ciudadanos ya se divorciaron antes de final de curso. El grupo popular se mueve entre un ocho a cinco o un nueve a cuatro dependiendo de las fuentes. Puede que se llegue a un siete a seis antes del arreglo final. La derecha tiene mejor instinto de conservación.

Los que parecía que iban a empezar mucho mejor, los socialistas, tienen una fractura que no hay traumatólogo que pueda con ella. Menudo veranito se han marcado. Cualquiera le recuerda ahora al nuevo secretario general que donde iba a intervenir con decisión era en Servicios Sociales… y la vicepresidenta en la lucha armada metafórica. De momento. Y creyendo que la ciudadanía aprueba su tarea de gobierno… Señoras y señores: la izquierda es así y no parece que vaya a cambiar.

El contencioso catalán lo pone a prueba a diario. Que una parte de la herencia del anarcosindicalismo haya rebrotado con fuerza en esa esquina peninsular dona coartada gratuita para que lo más rancio, insolidario y corrupto de la oligarquía catalana no aparezca sola en el duelo frente al estado

El 16 de agosto de 1978 mi Seat 127 azul marino, mi segundo 127, con matrícula de Barcelona como el primero, amaneció con las cuatro ruedas pinchadas en la calle San José, muy cerca de los Jesuítas. Era el día de San Roque y con aquella avería debí llegar tarde a la cita familiar. Yo venía de Italia, eran tiempos de discusión de la Constitución y del Estatut d’Autonomía, y en el maletero llevaba un pequeño adhesivo con las cuatro barras históricas de la corona de Aragón.

Eso nos dio una tarde muy amable en un camping de Toscana con una familia de l’Alguer que hablaba un catalán muy curioso. Y aquí, en casa, algún malnacido decidió que eso era insoportable. No creo que el panorama haya cambiado mucho en lo sustancial… Estar contra la no acción del gobierno central y contra la convocatoria de un referéndum ilegal por parte del gobierno de la Generalitat, equidistante, hoy sí, en contra de lo uno y de lo otro… no está bien visto. Qué pasó con los no alineados? Molaron en un tiempo