lunes, 23 de noviembre de 2015

John Little Dudu

Se trata de dos personas diferentes. Dos. No como Ortega y Gasset o Menéndez y Pelayo y tantos otros que aunque parecían dos, eran solo uno. En este caso son dos, como Marx y Engels, dos, que tanto citarlos juntos ya hay quien cree que es solo uno. John Little me escribió hace un poco más de dos años en relación con una casa que una hermana de mi madre me encargó vender a través de Internet. Supuestamente era un oficial norteamericano destinado en Afganistán y a punto de jubilarse. Quería instalarse en España junto a su hija y mi anuncio le pareció un chollo. Nadie más se interesó por aquella casa en venta. La crisis estaba en su apogeo.

Tan chollo le pareció y tan simpático le había caído yo, que me ofreció participar en un negocio fantástico. El tipo decía tener algo así como diez millones de USD en su residencia en Afganistán, procedentes de negocios petroleros en Irak, no recuerdo si aclaraba el grado de limpieza de aquellos negocios, y podía hacerlos llegar por valija diplomática a Barajas… Tampoco recuerdo si acabé de leerlo todo pero se lo reenvié a la brigada de delitos informáticos de la Guardia Civil. Conocían aquel caso o muy semejantes y parece que la justicia tiene muy difícil actuar ante estos intentos de #neoestampita. Tiempo antes ya me habían intentado convencer de que me había tocado la lotería en Nigeria…

Hace unos meses han vuelto a la carga. En el oeste de África tengo yo un tesoro escondido del que no me hago cargo por mi puñetera desconfianza. Y hoy recibo la misiva de John Dudu. Su mensaje se titula HI, las dos en mayúscula, y podía parecer que es de una de esas virtuosas rusas que quieren un marido formal pero occidental. No. Mr Dudu es el abogado de un ciudadano español, fallecido sin parientes próximos, y con una fortuna de 7,5 millones de USD que casualmente tenía mi mismo apellido, que tampoco es el más frecuente en la guía telefónica.

Y en vez de volver a dar la lata a  guardia civil lo cuento por aquí. Tengo sus direcciones de correo y si alguien quiere relevarme no tiene más que pedírmelas. Yo no voy a escribir a Dudu como no escribí a Little. Pero estoy por pasarles una referencia. Y que escriban a José María Gil Tamayo, secretario general de la Conferencia Episcopal, al que no deben escribir mucho. El señorito no tiene quien le escriba. Creo yo.

Alguien con un nivel normal de relaciones no necesita decir "Uno de los dos grandes peligros para la paz está en el laicismo. El laicismo quiere excluir el hecho religioso de la vida social y pública como si no existiera y reducirlo al ámbito de lo privado. Por otra parte, están los fundamentalismos…”  Eso tiene que venir de algo muy serio. No digo yo que dos licenciaturas en la Universidad de Navarra no sea bastante seriedad, pero que la resaca del viernes 13 en Paris te lleve a decir eso… El cuartel general del laicismo, Francia, ha sido atacado por el otro enemigo de la paz. El otro, que debe ser menos importante pues se cita en segundo lugar.

Le propongo a Gil Tamayo que haga una excursión a  Charenton, banlieu sudeste de Paris, camino de Euro Disney, y que se lleve en el viaje a una tal Ana Rosa, que se pasó por el arco de triunfo un minuto de silencio en memoria de las víctimas. Eso si, en directo desde la Place de la République. Aquel tremendo asilo en el que murió Sade ya no existe pero me dice la Wiki que en esa Comuna sigue existiendo un moderno psiquiátrico. Yo no descarto acudir si siguen intentando hacerme rico



lunes, 16 de noviembre de 2015

Alatriste en el Bataclán



Hago un esfuerzo pero hoy no voy a decir idiota, ni bastardo, ni gilipollas ni una sola vez. De hacerlo, podría parecerme en algo al autor del personaje de los tercios de Flandes. Y no quiero. De verdad. Hubo un momento en que un par de sus novelas me parecieron notables pero eso fue antes del sitio de Sarajevo. Si la Wiki no se equivoca publicó Territorio Comanche en 1994 y ahí me despedí del sujeto. Alguno de sus artículos en el suplemento semanal  del grupo Vocento han mantenido mi alejamiento de ese autor, académico de la Lengua y condenado en firme por plagio, hace más de dos años, sin que eso haya supuesto su abandono o expulsión de la Real Academia de la Lengua. Total… ¡qué más da!

El caso es que el elemento se ha permitido decir en su cuenta de una red social, sobre los atentados del sábado en Paris, exactamente esto
Interesante, el deseo de vivir del ser humano. ¿Y si los centenares de la discoteca se hubieran abalanzado sobre los del Kalashnikov...? 13:08 - 14 nov 2015
Está claro que su personaje literario es anterior a las armas automáticas. No tengo ni la más remota idea de si Alatriste frecuentaba el corral de comedias o algo que se pudiera parecer en el SXVII al Bataclán. Saltar sobre una mesa con un sable y enfrentarse a un atacante con un arma similar es factible, todos hemos visto las películas en las que eso ocurre. Un comando que dispara en la oscuridad armas capaces de realizar unos 2.000 disparos por minuto tiene muchas menos oportunidades de ser molestado por sus víctimas que están de fiesta, escuchando música, bebiendo…

Cualquiera ha podido pensar, ante hechos históricos en que las víctimas aparecen como extremadamente mansas, que deberían haber intentado defenderse, salvarse o como mínimo correr… He dicho pensar. Escribirlo en caliente, a pocas horas de los hechos, con un conocimiento necesariamente incompleto de lo ocurrido, no es de buena persona. Me remito a la primera línea. Lo que estoy pensando es otra cosa pero mi compromiso para hoy era no escribirlo.

Ahora ya sabemos que la viuda del español asesinado en Bataclán ha dicho que su difunto marido la protegió. El resto de sus familias, sus amigos, vecinos tienen desde hoy una idea de la generosidad que puede tener un hombre enamorado, o simplemente un hombre. Cual es su prioridad en un momento semejante. Ella ha sobrevivido. El acto de él me parece heroico pero claro, yo no tengo un personaje de capa y espada ni se lo he plagiado a nadie.

Y luzco en mi perfil, en otra red social, la bandera francesa y es mi muestra de solidaridad con las víctimas del sábado en Paris, con sus familias y con sus amigos y eso no me hace ignorante ni cómplice de todo lo demás luctuoso que ocurre en el planeta. Sólo he disparado durante el servicio militar obligatorio y no vendo ni he vendido armas nunca, cosa que no puede decir el ministro de Defensa del reino de España.

Hay una perogrullada que lamentablemente hay que repetir en estas ocasiones, en las que algún amigo, algún familiar, no opina exactamente igual que nosotros. Las muertes más cercanas duelen más. Es así. Lo normal es ir a funerales de gente conocida, cuanto más cercana más dolor. Todos los adultos del mundo lo saben. He nacido y vivo a poco más de 200 kilómetros de Hendaya. Conozco bastante bien ese país, me desenvuelvo en su lengua, tengo amigos de esa nacionalidad. Las víctimas francesas me resultan más cercanas que las de otros lugares y solidarizarme con ellas no es aprobar todos los actos de todos los gobiernos occidentales que perjudican o matan a pobladores de otros lugares del planeta.

Y finalmente el asunto de la bandera. Otras banderas me hubieran dado, quizá, algún reparo. Pero esa tricolor, como la Marsellesa, son más que la bandera o el himno de Francia. Para quienes creemos en los valores que articulan la sociedad occidental, esa bandera y ese himno son un hilo directo con la revolución de 1789 y, quizá contra la opinión de muchos franceses, no son solo de ellos. Son del conjunto de la Humanidad. 226 años después de 1789 forman parte del patrimonio de todos. Libertad. Igualdad. Fraternidad

lunes, 9 de noviembre de 2015

9 de noviembre




Hubo una época, entre el final del franquismo y el inicio de la Transición, en que pudo parecer que el centralismo había perdido definitivamente la partida en España. Las autopistas de peaje dibujaban un mapa nuevo, alejado del concepto radial con centro en Madrid propio de la red ferroviaria del XIX. El cine, el diseño, la moda, la literatura y el arte, casi todos los rasgos que iban configurando la modernidad en los países occidentales, estaban mejor asentados en zonas periféricas, destacando particularmente Barcelona, frente al gris madrileño atado a/por la dictadura.

Ha costado un tiempo pero hoy aquel mapa ya no se reconoce. La red ferroviaria de alta velocidad ha vuelto a rescatar el esquema radial. Además, el empeño del soberanismo catalán por santificar este día, olvidando que ya es festivo en Madrid, es un escaparate, incluso en tono de broma, de cómo la periferia ha ido perdiendo a favor del centro y todo ello a pesar de que la estructura del estado autonómico podría negar la foto.

El 9 de noviembre está lleno de acontecimientos históricos relacionados con Alemania. Si alguien aspiró en Cataluña a hacer un hueco para lo suyo en esta fecha, no se puede decir que haya acertado. Lo comenté de pasada hace un año. El aniversario del final del muro era redondo. Sumamos un año más y serán 26. Pero en el final de la I Guerra Mundial, 1918, ya empezó esta fecha a figurar en la historia alemana con la proclamación de la República. Y el primer intento golpista de Hitler, 1923, y el primer ataque abierto a los judíos en 1938… Me cuesta creer que en el futuro esta fecha pueda figurar relacionada con lo nuestro.

Y vamos a seguir en la confusión, semanas, meses o años. Frente a una irracionalidad, otra igual y de sentido contrario. La tentación de pescar votos en las zonas rurales, principalmente, del resto de España, las zonas más favorecidas por la ley electoral, ha tenido hoy mismo una foto en mi opinión muy desalentadora en la provincia de Salamanca. Enfrente una huida hacia adelante que no parece que pueda tener salida racional y lógica. En términos jurídicos las decisiones de la actual mayoría parlamentaria de Catalunya pueden ser un disparate monumental. No soy experto. Pero en política todo, absolutamente todo, es negociable. Llevamos años de retraso.

En algún momento de estos últimos años el razonable lamento de sectores de la sociedad catalana se relacionó con  el poco aprecio que el gobierno central tenía por el aeropuerto de Barcelona. La necesidad casi absoluta de tener que hacer escala en Madrid para viajes transoceánicos. Espero no vivir para ver la llegada al Prat teniendo que mostrar un pasaporte distinto al de los locales.

Y que el 9 de noviembre siga siendo solo la Almudena y la fecha en que aquella pobre a la que Cecilia dedicó su mejor canción, la que tenía un marido con mal genio, recibía su ramito de violetas.

martes, 3 de noviembre de 2015

El xocolater


 
Todo el mundo reniega de los informativos de TVE, todo el mundo excepto los más cercanos al partido que gobierna y que ha impulsado ciertos cambios en el ente público. Hoy, el cierre del telediario primera edición, me ha emocionado. Yo tengo cierta admiración por todo lo valenciano, no me importa confesarlo. Los fans de la Comunitat/País hemos pasado por una mala etapa los últimos 20 años aproximadamente… ¿Cómo se han despedido hoy en esa edición? Con el pasodoble más conocido de todos los tiempos: Paquito el chocolatero.

Pero lo que me ha emocionado no han sido las imágenes de tanta fiesta, ni los recuerdos de tantos bailes con el chocolatero por medio. No. El compositor, era otra época, le dedicó la pieza a su cuñado Paquito en esta España nuestra que tanto cuñadismo sufre/disfruta. Completo información en la Wiki y aprendo que Paquito era el hermano de la esposa del compositor, Gustavo, y que la pieza es de 1937 y se estrenó en las fiestas de moros y cristianos.

Primer mosqueo. 1937/Guerra civil. Moros y cristianos/primavera. Son asociaciones que me salen de natural. Parece que en Cocentaina (Alacant) hay dos ediciones de esa fiesta, una en abril y otra en agosto. ¿Se estrenó con Gernika recién bombardeada o a punto de bombardeo? O con el frente rompiéndose cerca de Reinosa?  Va a ser cierto que Valencia fue una isla durante la primera parte de la guerra. Allí, además de comer con normalidad, todavía componían pasodobles y se disfrazaban de moros y cristianos y bailaban…

Si eso es así, la Wiki y TVE lo confirman, ¿a quién le puede sorprender que mantengamos tantas diferencias? Que algunos se tomen el asunto de la nación como si fuera teología. Monoteísmo versus politeísmo ya ha dado mucho que hablar y caudales notables de sangre. No me atrevo a calcular si más o menos que lo de las nacionalidades/nacionalismos/soberanismos… Pero lo mismo que los agnósticos están reconocidos en el frente religioso, ¿qué ocurre con los que ni trempamos ni nos desmayamos con un nacionalismo?

Si he finalizado otro cálculo pendiente. Quienes me conocen saben que nunca he sido de barba muy cerrada. Otro tema ha sido el bigote. Nunca he lucido barba pero he llevado bigotazo más de veinte años, hasta que se puso de un plateado ingobernable ¿Cuántas mañanas habrán pasado las cuchillas por mis cachetes? Calculo que no menos de 17.000. Ni una sola de esas mañanas, ni una, se me ha aparecido mi otro yo en el espejo para preguntarme en que nación me incluyo. Eso puede tener más o menos mérito, pero es que alrededor de un tercio de ese número de pasos de las cuchillas por mi rostro, entre 5.000 y 6.000, la ubicación de la cuchilla y de mi cara era Barcelona.

No tengo ninguna duda cuando se me reclama en un documento mi nacionalidad. No me siento ni más ni menos orgulloso de mi ciudadanía que lo pueda estar un francés o un alemán. Pero lo de la nación… se que hay algunos millones de conciudadanos que lo llevan de otra manera. ¿No podemos todavía organizar un baile entre todos y que cada uno se ponga su letra y su marca de chocolate preferida?  Entren en youtube y vean. Hasta Blanquita la cabra legionaria se pierde con Paquito.

Esa gran chocolatada/xocolatada, sin arcabuces ni cimitarras que nos conocemos, ¿no se puede organizar a la vez en la Plaça Sant Jaume y en la Puerta del Sol? Aunque sea después del 9 de noviembre, que nos pierden los aniversarios. Este es un país, o varios, eso es un tema mayormente geográfico. Y es un estado, de momento uno, pero en el que hay varias naciones porque así lo quieren millones de ciudadanos y a mi, reconocerlo, no me evita ni un afeitado ¿es grave lo mío, doctor?