lunes, 28 de octubre de 2013

Combinados




Todo inventado. Todo conocido. Clásicos, ron y cola; ginebra y tónica. Innovaciones: ron y tónica. Mar y tierra. De las fabes con almejas al pollo con bogavante. Nada nuevo. ¿Arrogancia y estupidez? Muy antiguo y de plena actualidad. Pasen y vean.

A costa del sufrido público que además de pagar la entrada ha ido aguantando los insultos, incluso escupitajos, de algunos políticos, principalmente los gobernantes, pero no únicamente, algunos se han ido creciendo. En lenguaje más actual, se han venido arriba. Cuando la estupidez adquiere un peso atómico difícil de cuantificar, en vez de la modestia, rectificación, petición de perdón… el estúpido que se ha profesionalizado en la representación política de los ciudadanos, ve como le crece la arrogancia de una manera prácticamente autónoma. Tumoral/viral. Incontrolable.

La cara más amarga del poliedro de la transición española, desde el franquismo a lo que tenemos, ha sido la violencia terrorista. Yo no tengo dudas, ni soy tibio, ni he sido equidistante. Nunca. Pero quien en el pasado ha calentado a algunas víctimas del terrorismo buscando rentabilidad inmediata, tiene ahora un lío de proporciones enormes. Si en el combinado de arrogancia y estupidez la última no fuera tan notable, el presidente del gobierno no tendría que andar balbuceando respuestas de parvulario a las preguntas de periodistas extranjeros no sometidos.

Voluntariamente todos los estados europeos, 47, no sólo los que forman la Unión, 28, todos, salvo Bielorrusia y el Vaticano, tienen en el tribunal de Estrasburgo la instancia de casación en lo referente a la protección de los derechos humanos. No hay que llegar a una facultad de derecho. En secundaria obligatoria, al menos cuando se cursaba educación para la ciudadanía, los alumnos sabían que un pilar fundamental de los sistemas democráticos es la no retroactividad de las leyes.

Un gobierno nacional, el actual, el anterior o el próximo, puede tratar de forzar la independencia judicial local, pero es mucho más difícil influir en las decisiones del alto tribunal europeo. También existe la posibilidad de renegar de la convención europea de derechos humanos. Al fin y al cabo, estar con el Vaticano y aquella Rusia Blanca de antaño, mola toneladas y la opción #nicontigonisintigui se ha abierto camino. Con las víctimas, ¿quién no? y contra el Tribunal. Lo pagaremos.

También hay competición a escala regional. Quién es más tonto, el alcalde del pueblo o el presidente de la comisión de… del parlamento regional, o el presidente del gobierno? Con Torrelavega, con esa comarca que es como decir con un cuarto de Cantabria, por motivo o excusa, hay carrera para ver quien es más tonto en la política regional. O sea, un desmadre. Y ya ha empezado a llover y el Besaya crecerá. Y el Saja, y todos los demás. A alguien le va a pillar la revolución intentando un bonito juego de palabras que merezca unos segundos en Telecantabria.

Ya hay más causas que días y días en los que hay que escoger con que causa protestas. En cinco días, la fractura hidráulica, los recortes en enseñanza e investigación y el oscuro caso de privatización del hospital Valdecilla, han llenado las calles. La transversalidad empieza a salirse del currículo. Pues si, eminencias de Torrelavega y resto de la región, eso empieza a parecerse a la víspera de algo más sonado. ¿Será más bobo un delegado gubernamental que intente multar a los revolucionarios que un ministro de industria que perezca en un seísmo inducido por alguna técnica ultramoderna para ver si hay gas y de paso contaminar los acuíferos?

Esta semana, ¿le tocará al gobierno de Diego ser neoliberal o intervencionista? Privatizamos hospitales, ahorramos en educación  y a la vez invertimos dinero público en tubos de acero. ¿Incoherencia, amiguismo o simplemente estupidez? Me siento emplazado a continuar. ¿Quién verá el final de tanta locura?

Una recompensa que algunos ya se han perdido. Perdonen la licencia, la muerte ha pasado de nuevo por aquí cerca. Un amigo de la primera juventud ya no está entre nosotros. Moncho, ya eres inmortal. Somos muchos los que no te vamos a olvidar. El titular también tiene que ver con los que preparabas en el Rubicón. Mojitos, caipirinhas ...

lunes, 21 de octubre de 2013

Los otros




Esta entrada ha estado a punto de titularse los miserables, pero es un juego demasiado claro teniendo en cuenta que todavía quedan por representar en esta ciudad la mayoría de las funciones del musical, basado en la novela de Victor Hugo del mismo título, que ha elegido, y ocurre muy pocas veces, la capital de Cantabria como punto de salida de la gira española y latinoamericana. Siguiendo con mi costumbre de marcar en negrita los nombres propios y con el título de Victor Hugo, se podía haber malinterpretado todo. El espectáculo, magnífico.

¿Y quiénes son los otros? Vamos a ir describiendo a algunos que se han separado del común a lo largo de la semana. Si alguien sabe de dinero en España, y en muy buena parte del #restodelmundo, es el presidente del Banco Santander. Emilio Botín ha visto cosas que nadie más ha visto. Una lluvia de dinero parece estar cayendo sobre España mientras la pobreza avanza con una rapidez difícil de describir. En este extremo del continente nos hemos hecho imbéciles colectivamente. Llueve dinero y ni nos molestamos en cogerlo.

De políticos nacionales, en activo y preferentemente en el gobierno, no me ocupo esta semana. Los ingenios dialécticos del presidente del gobierno, de la vicepresidenta, del ministro de Hacienda, del de Economía, de casi todos los demás excepto los que han conseguido pasar desapercibidos una semana, se ocupan ya en exclusiva los programas de humor. Ellos también ven cosas que nadie más ve. Hemos salido de la recesión y todo eso. Los políticos regionales y sus posturas, postureos, en relación con la fractura hidráulica, contestada de manera creciente por la población, el mercadeo de la sanidad pública, la ruina del tejido industrial, los recortes en educación que llevan a una huelga el próximo jueves 24. Y todo lo que puede hacer la lista cansina e interminable. Esa escala regional, está a la altura del glorioso equipo de fútbol centenario a punto de desaparecer por la acción pirata de muchos.

Una llamada telefónica me impidió escuchar, la pasada noche, al anterior presidente del gobierno. Excepto unos primeros minutos de la entrevista que le hizo la cadena televisiva oficialmente de izquierdas. Un caballero. ZP se desmarca claramente del papel de otros presidentes del gobierno en el pasado. No enjuicia la tarea del actual.

Muy fino. Admirable. Pero cuidado, a la vez, refuerzo de ese bipartidismo que nada menos que The Guardian calificaba ayer domingo de caduco  y retórico, dando mucha cancha a la presentación del partido X, que emana de los movimientos sociales, 15M, mareas ciudadanas, etc. También es cierto que el diario británico se ocupaba del creciente papel de los medios humorísticos. La revista Mongolia, en año y medio, recibe ecos continentales. Wyoming y su programa de la Sexta puede estar interesando ya a los servicios secretos, a ver por dónde se le puede hundir.

Pero una deuda con mi propio pasado, recogido en este blog hace año y medio,


me obliga a ocuparme de un político español de nacimiento pero ciudadano francés. 

Si en aquella entrada calificaba el triunfo de Hollande como una esperanza para Europa, ahora ya sólo nos queda la desesperación. El ministro del interior de nuestros vecinos del norte, socialista, está protagonizando una polémica mundial de un alcance todavía impreciso. Si la semana pasada recibía en este blog una andanada Joaquín Leguina a propósito de unas declaraciones sobre el nacionalismo catalán, lo de Manuel Valls y el racismo puro y duro, tiene muy poca explicación.

Con poco más de cincuenta años está en la política desde los 18. No se si ha podido tener alguna otra ocupación. Concejal, alcalde, consejero regional, diputado, ministro… La vida real, el espejo y el lado oscuro: Los otros. Si en el país que históricamente ha representado mejor que ningún otro la defensa de los derechos humanos, el derecho de asilo y el refugio político muy destacadamente, la disputa de un sector del electorado con la extrema derecha hace que los socialistas en el gobierno olviden lo que representan ¿para qué los socialistas?

lunes, 14 de octubre de 2013

Puerta trasera




Podría seguir con Lampedusa, tema de la semana pasada,  ya que el desastre no se detiene. Ni en el estrecho de Gibraltar, pero hay gritos más cercanos a los que escuchar, al menos de vez en cuando. El pasado martes, en Santander, hubo quien no quiso escuchar los gritos de los alumnos de FP y de los trabajadores de Sniace y  otras empresas a punto de quiebra. La princesa de Asturias, el ministro Wert, el presidente Diego, Serna y Serna, alcalde de la capital y consejero de Educación, y el resto de la comitiva, esquivaron a los manifestantes.

Entraron por otra puerta. Aplazaron la bronca hasta el final del acto. Me parece significativo del recorrido de nuestro país en los últimos tiempos. No hace tanto podía haber codazos para estar cerca y saludar a los miembros de la familia real o del gobierno cuando se dirigían a un acto público. Ese tiempo parece que se acabó.

Repaso con un amigo las sillas del Consejo de Gobierno de esta pequeña comunidad. Seguramente se nos olvida algún consejero o consejera, pero qué pocos se salvan. Cuántos hacen un trabajo diario, de su competencia, sin agresiones a la oposición, o las estrictamente necesarias, sin recurrir a lo mal que se ha hecho todo en los ocho años del gobierno de coalición para disculpar que ahora también se hace mal o directamente no se hace, nada. No se hace nada, y sólo quedan los discursos. Y los chanchullos privatizadores. Yo he salvado a un consejero, no he sido capaz de recordar el nombre, sólo el departamento, pero no voy a decirlo, no sea que caiga en desgracia o se le exija dar más cera al enemigo.

Y tampoco hay tantos políticos regionales que pudieran quedar clasificados para algún play off de oratoria. No es el caso del presidente, ni el del consejero de… ni la consejera de … Parece que asistir a los plenos de los lunes en San Rafael es un acto de mucho compromiso por parte de todos los que tienen que ver, y lo que es peor, escuchar, a los 20 contra 19, en razón de sus obligaciones profesionales.

Entre el alcalde de Torrelavega y el presidente regional se ha establecido una competición de esas que asustarían al extraterrestre al que le diera por aterrizar en algún rincón de estos poco más de 5.000 kilómetros cuadrados. La pertenencia al mismo partido ya no es lo que era. Otro político regional de los que hicieron fortuna fuera, en Madrid, que supongo que sigue siendo socialista, aunque cada vez sea más complicado explicar el significado de ese  término, Joaquín Leguina, aprovecha el 12 de octubre para descolgarse, nada menos que en ABC, contra Zapatero, demonio de mil demonios, contra Rubalcaba, y… no recuerdo que el sursum corda tuviera carnet del PSOE. Eso le ha podido librar de la furia del ex presidente madrileño.

Y él, como Bono,  Ibarra, y tantos otros, pues pasaba por allí y no ha tenido nada que ver en esta muerte de Viriato, o de Manolete. Pero en la primera mayoría absoluta de Jordi Pujol, 1984, los convergentes le agradecieron al entonces presidente de la comunidad madrileña aquella bonita faena, que remató en campaña, diferenciando entre comunidades históricas e histéricas. ¿O fue Alfonso Guerra? Bonito, a la par que simpático, detalle que se apreció mucho entre los votantes catalanes. Casi treinta años después: “Si vamos al choque de trenes, que se preparen los nacionalistas catalanes” No se a ustedes, distinguido público, pero a mi, de pequeño, cuando en casa me decían que me preparase… Me protegía las zonas más expuestas. Qué empeño en que seamos nacionalistas, de alguna parte, pero nacionalistas. Y que vicio tener una derecha española, nacionalista y con regustillo franquista, cuando en el campo del PSOE se encuentran tales perlas.

lunes, 7 de octubre de 2013

Lampedusa




La lentitud de la justicia llega a inhabilitarla. Nada nuevo. El mismo día de la sentencia de uno de los mayores casos de corrupción política, Marbella, Gil y toda su descendencia política, el mismo día en que el senado italiano despide a Berlusconi, también es la jornada de la vergüenza, lo dicen los propios lugareños, en la isla italiana que se ha convertido en la frontera exterior más cruel de la Europa unida.

Para algunos Lampedusa es algo más, un título nobiliario, el retrato de una sociedad en transformación radical, la de la Italia de hace siglo y medio, que plasmó Visconti en el Gatopardo. Los extraños maridajes de la política italiana, los que han podido conseguir finalmente el entierro político de un personaje como Berlusconi, también pueden hacer que quien redactó y defendió leyes vergonzosas, contrarias al derecho internacional, al deber de socorro en la mar, se presente ahora como el más afligido de los que acuden a la isla a ver las consecuencias de sus propias decisiones. Ahora que es tan sencillo como ponerse detrás del Papa.

Y esas consecuencias son gráficas. Las bolsas de cadáveres, por decenas, indican hasta donde llega una política que hace mucho que se separó de los ciudadanos. No pretendo equiparar, pero hay un denominador común. La criminalización del descontento.

Se puede criminalizar al africano que llega a Europa sin papeles, huyendo no sólo del hambre, que no es razón pequeña, también huyen de la guerra, de persecuciones de origen étnico y/o religioso, y saben que con las migajas de esta Europa en decadencia se pueden alimentar y tener mucha más seguridad sin papeles aquí, que en sus lugares de origen, con los derechos de allí.

Pero también se intenta criminalizar, a quienes han protestado por las enormes injusticias que relacionan de manera tan desigual a bancos y ciudadanos sin recursos o a trabajadores que al perder el empleo tratan de llamar la atención de sus representantes políticos.

Lo ocurrido en Torrelavega con los trabajadores de Sniace, el pleno municipal de la semana pasada, las declaraciones de un alcalde con menos salidas que luces propias… pero también quienes tratan de poner el acento en la existencia, desde siempre, de minorías radicales en Torrelavega que en este momento habrían podido arrastrar a su terreno a las dos grandes centrales sindicales y a mucha gente de orden … es una lectura que sólo puede conducir a justificar el endurecimiento en la actuación de las fuerzas de orden público. En otro de los antiguos referentes industriales de Cantabria, Reinosa, en la primavera de 1987, ya ocurrió algo así y corrió la sangre.

Es todo más sencillo. El implícito anterior, de cuando parecía que éramos ricos, se ha roto. Aquel reparto desigual hoy sencillamente no existe. No hay reparto y se impone uno nuevo. Un new deal. La nueva situación está dando lugar a una sismicidad inducida, social, como la que hace temblar la tierra al sur de Tarragona y al norte de Castellón. Aquí todavía no alcanzamos ni el cinismo del príncipe de Lampedusa, no parece que estemos dispuestos a cambiar nada.

Hace tiempo que la extrema derecha norteamericana considera que Roosevelt era bolchevique. Clinton y, ahora Obama, también deben estar ya en el soviet supremo. A quienes les parezca que los sindicatos mayoritarios en Torrelavega, en el conjunto de España, se están haciendo bolcheviques y que la población sin trabajo es afín a la violencia radical, se les tiene que enviar con urgencia a una terapia específica. Muchos altos dirigentes del partido gobernante eran partidarios en su juventud de estas terapias.