jueves, 31 de mayo de 2012

Essaouira- El Ouatia (SB04)



La salida de Essaouira hacia Agadir, en domingo por la mañana y por una carretera que nunca se aleja de la costa, hace que uno piense en el correlato en nuestro país. Pues no, nada parecido a una caravana. La carretera, ahora que se ha acabado el lujo de las vías de alta capacidad, sigue siendo muy aceptable y el tráfico absolutamente fluido.

La diferencia horaria roza la paradoja. Estamos al este de las islas Canarias pero tenemos una hora oficial tan pegada a la solar, que las islas, como Portugal, tienen una hora menos como si su situación fuese inversa. Según se progrese hacia el sur, con la misma hora oficial, se entenderá mejor este vivir pegado a la luz solar. Como las gallinas se decía antes en España. También es cierto que los usos de la religión mayoritaria ayudan mucho a la hora de madrugar sin despertador. El muecín se encarga.

 
Tengo la sensación de haberme sacudido ya una parte de mi inocencia viajera. Anoche, el “vigilante” de la calle se me presentó, a mi y no a Fran. Le dije que de acuerdo pero que le pagaba por la mañana. Simplemente no estaba cuando hemos salido de casa. Hemos ahorrado unos pocos dirhams.


 La progresión hacia el sur, cerca de la costa, despierta sueños turísticos quizá imposibles de conciliar con la citada religión mayoritaria pero alguno de los rincones playeros es impresionante. Antes de llegar a Agadir, con su impresionante crecimiento urbano, industrial y portuario, en la radio del Mitsubishi suena el hit de hace casi cuarenta años, llamando a la puerta del cielo, Knockin’ on Heaven’s door, de Dylan. Las FM de Marruecos están absolutamente en onda con la programación de cualquier rincón de Europa pero con concesiones a la calidad del pasado. Estoy coronando un alto. Al llegar un mirador ofrece una impresionante vista sobre el Atlántico y a lo lejos la gran ciudad del sur. Destruida por la naturaleza, terremoto y maremoto, en 1960 es hoy una modernísima aglomeración de casi dos millones de habitantes. Su latitud, la misma que la de Nueva Orleans o El Cairo, gracias al nordeste reinante, no resulta en absoluto pesada.


En el mirador citado, tres niños se acercan a charlar y a pedir. Es la otra cara de Marruecos. El mediano, once años, se hace entender muy bien en francés. El mayor, 15, no ha debido tener tanta escolarización. El pequeño solo tiene seis. Se quedan encantados cuando reciben, a petición estricta, para sus mayores, la ropa sucia acumulada en los primeros días de viaje. Heaven’s door. Pese a la crisis actual, el estrecho de Gibraltar sigue siendo la frontera más frontera del planeta. El IDH de Marruecos (130 en la clasificación) se sitúa en la frontera del aprobado mientras España (23) mantiene, de momento, el sobresaliente. Todos los demás países de la ruta suspenden. Es algo recurrente. Al llegar a Tánger el viajero puede pensar que ha llegado al fin del mundo. Día a día, el norte de Marruecos se va convirtiendo en el imaginario en algo muy parecido a Suiza.

La falta de limpieza, el olor corporal de los niños del mirador, me hacen pensar en Cuba y en las impresiones que reciben muchos de los españoles que han viajado a esa isla y no conocen ningún otro lugar del mundo pobre. Cuba, los niños cubanos, ganan por goleada, al menos la batalla de la limpieza.

 
La ruta nos lleva a la hora de comer a Sidi Ifni, una de las 54 provincias españolas cuando yo estudiaba bachiller en los Agustinos de la plaza del Reenganche. El lugar, mucho menos animado entonces, donde un amigo de Laredo hizo la mili. Una impresionante fritada de pescado del día cuesta el equivalente a 3 euros. Esa parte la pasa el reino alauita con notable muy alto. El hostal La Jaima, en la playa de El Ouatia, algo así como el distrito marítimo de TanTan, ofrece habitación y desayuno para dos por poco más de 10 euros y además Hassan, el joven propietario, habla no solo francés, se defiende muy bien en inglés.

 
Al sur de Agadir los controles de la Gendarmería Real se incrementan y empiezan a pedir los pasaportes. En TanTan hacemos 20 fotocopias con los datos básicos, personales y de los vehículos. En Nouakchott haremos cinco más. Se entregan en los controles y todo se agiliza extraordinariamente. Pero la cercanía al antiguo territorio español del Sahara, todavía en disputa entre Marruecos y los antiguos ciudadanos españoles, se nota y mucho. 


La puesta de sol desde la azotea de la Jaima resulta espectacular



martes, 29 de mayo de 2012

Estreno



Necesitamos con urgencia estrenar un nuevo sistema. La insoportable sensación de un turno dinástico, como el de hace un siglo, hace imperiosa la renovación radical del sistema. Yo, que he discutido con algún amigo que sostiene que el PSOE y el PP, el PP y el PSOE, son iguales, sigo pensando que no son iguales, pero cada vez se parecen más. Y no son iguales.

Tampoco el partido de Sagasta y Canalejas era igual que el de Cánovas y Maura, pero eran el “sistema”, un sistema que por corrupto e injusto entró en crisis y nos llevó a medio siglo de convulsiones en España, dictaduras y guerra civil por medio. Y el sufragio universal- masculino- y el servicio militar obligatorio y meter en vereda, en cierta vereda a las instituciones ligadas a la Iglesia y cierta apuesta por la enseñanza pública… y muchas cosas más, vinieron de la mano de los liberales, nunca de los conservadores. No eran iguales, aunque muy parecidos.

La parte progresista de la sociedad, la parte de la sociedad que estando aburrida de la gestión socialista de la segunda legislatura de ZP no se entregó a las promesas vacías de los conservadores, más una parte nada desdeñable de quienes creyeron las no promesas o que ganados por el cabreo monumental entregaron la mayoría absoluta al equipo de Rajoy, están empezando a decir basta.

Entre decenas de casos que asquean a los ciudadanos cumplidores, muchos ya sin un salario fijo, quiero destacar dos en que la confusión entre las dos opciones políticas con posibilidades de gobernar esta esquina de Europa, va a ir haciendo que ambas se invaliden a la vez.

Una figura que el protocolo del estado sitúa en lugares de cabeza, siempre entre los diez primeros puestos,  el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, se gasta el dinero de los contribuyentes de manera oscura y muy sospechosa, en hoteles de lujo en Marbella, en fines de semana muy largos, no una, ni dos, ni tres veces. Alrededor de veinte, con miles de euros de fondos públicos sin duda derrochados… Se sabe, que no es poco, y, hasta este momento, ha corrido más peligro el denunciante que el denunciado. 

Un señor, por otro lado, que llegó al puesto como apuesta personal del último presidente socialista, pese a su confeso estado civil que vulgarmente se conoce como meapilas. ¿Cuál es la coherencia de los beatos del siglo XXI? También algún consejero autonómico comparte ese estado civil y, curiosamente, también actúan de forma tremendamente sospechosa en la administración de los dineros públicos.

El otro caso, el del rescate de Bankia, el buque insignia de las finanzas conservadoras, con un peso pesado del PP al frente, Rodrigo Rato, una especie de antiMidas que ya se apeó del FMI en marcha poco antes de todo el vendaval actual. Un rescate que si alguna vez nos enteramos de los detalles nos va salir por un huevo de la cara que decía alguien con más caché que un servidor. Personalmente, los 500 euros que me tocan, en vez de ponerlos en el bolsillo de los que se lo han llevado crudito de la antigua Caja Madrid, más la valenciana, más alguna menor, preferiría pulirlos a mi bola y sin dar ninguna explicación, aunque luego me digan que vivo por encima de mis posibilidades.

Y son asuntos no menores en los que la diferencia de actuación entre los dos partidos debería ser nítida. Y no lo es. Lamentablemente. Lo que algunos denominaron alguna vez clase política, se comporta cada vez más como un estamento, más privilegiado que ninguno. Echar el perro a otro estamento, la Iglesia, no deja de ser un recurso, pero es inevitable pensar, después de siete años y pico de gobierno del PSOE, cuál puede ser la razón para no haber planteado antes alguno de los privilegios estamentales, IBI u otros.

Necesitamos un 14 de julio con urgencia. No sé dónde estará nuestra Bastilla pero todo apesta a Antiguo Régimen.

jueves, 24 de mayo de 2012

Rabat-Marrakech-Essaouira (SB03)


Los poco más de 300 kms de esta etapa se cubren en tres horas aproximadamente. No tengo ningún apunte y me cuesta un esfuerzo enorme recordar donde comimos en esta jornada. Salimos de Rabat a una hora muy cercana a la de nuestros usos comunes para el almuerzo. Debió ser en algún lugar de la autopista, como la primera cena, entre Tanger y Asilah. Nada memorable en cualquier caso.

Recuerdo mucho mejor como los cielos se iban cubriendo y  antes de llegar a la mítica capital del sur, la lluvia hizo su aparición, en forma de llovizna, esporádica, pero nada que ver con los cielos radiantes de los dos días anteriores. Al ser viernes, la animación, ya en los alrededores de un área urbana que supera el millón y medio de habitantes, se dejaba notar. Desde que se abandona la autopista de peaje que llega a Agadir, el tramo de carretera de acceso es largo y en no muy buen estado, sumado a un tráfico intenso… El alojamiento de esta etapa, previsto para dos noches, es en un camping en la entrada de la ciudad.

Los servicios están en un estado aceptable, no tanto las habitaciones de alquiler … Se podría recomendar este camping, por su situación alejada de lo más intenso del tráfico, si uno viaja en su propia caravana, como decenas de jubilados holandeses con los que coincidimos y que iban camino de su país en una versión moderna de las aves migratorias. Pasan el invierno en el antiguo territorio español del Sahara, o en el extremo sur de Marruecos, y vuelven mediada la primavera a su país. Ahorran en calefacción lo suficiente como para que todo el periplo sea rentable.



La plaza Jemaa el-Fna, el zoco, incluso bajo una fina lluvia, tienen un interés especial. El minarete iluminado de la Kutubía requiere pellizcarse para convencernos de que no es en Sevilla donde nos encontramos. Una cena rica y barata y otro paseo por el zoco rematan la jornada.

Lo peor es que el sábado amanece lloviendo y que la excursión al Atlas deja de tener sentido con las nubes a tan baja altura. Después de un buen desayuno en una gasolinera cercana decidimos que acortamos el viaje en una etapa y que salimos para Essaouira. Es lo bueno de viajar de esta manera, decididamente superior a la organización estricta y rígida.


Al sur de Marrakech cambian muchas cosas. Mientras mantenemos la altura, unos 500 metros sobre el nivel del mar, la aridez se deja notar de una manera notable, pero, viniendo de nuestra península… No es fácil impresionarse por la aridez. Los Monegros, cabo de Gata, otros lugares del interior al final del verano, pueden presentar paisajes muy similares. Después está la parte humana. Y es claramente diferente. Paramos a almorzar en Sidi-Moktar. Es como si hubiéramos entrado en un plató cinematográfico, pero es real. Hay un animado mercado, los jóvenes salen del Instituto, la algarabía es más que notable para un lugar bastante pequeño. Las chuletillas de corderito, una docena, nos cuestan el equivalente a tres euros y mucho menos la bebida y la parrilla donde nos las cocinan. Un sistema fantástico.


La temperatura es fresca pero el cielo cada vez está más despejado. Antes de llegar a Essaouira contacto con una señora, propietaria de un apartamento donde nos alojaremos. Nos confirma que lo tiene libre y unos jóvenes nos ayudan a encontrar la dirección exacta. 


 Queremos cenar pronto, en unos kioscos cercanos a la plaza en los que el pescado y marisco es claramente del día, pero cierran al atardecer. Todo ha estado bien organizado, almuerzo ligero y temprano para enfrentarnos a la primera parrillada de riquísimo pescado fresco. Pero primero tomamos contacto con la ciudad. La Mogador (el nombre arabe parece que significa la bien diseñada), de Orson Welles seguramente ha desaparecido, pero el precioso emplazamiento, paraiso de surferos, el ambiente multicultural de un sábado por la tarde, con vacaciones escolares en alguna zona de Francia y el puente del 1 de mayo en España, da muy buena impresión y un gran ambiente a las terrazas cercanas al zoco y la Medina, pese al más que fresco viento reinante. El nordeste está presente en las proximidades del paralelo 31º N, a unos 2.000 kms de El Sardinero. 




































martes, 22 de mayo de 2012

Asilah - Rabat (SB02)


La primera noche no fue muy larga, el descanso de esa primera noche. Había que madrugar y llegar a la embajada de Mauritania en Rabat antes de las once. Lo cumplimos sin problemas y allí se quedaron nuestros pasaportes para obtener el visado. Al pasar por Larache no pude evitar acordarme de mi tío Elías que está a punto de cumplir 90 años y que hizo la mili allí en los primeros años cuarenta. Cuando la zona era un hervidero y el ejército de Franco había anexionado el área internacional de Tanger al Protectorado del norte de Marruecos, con las autoridades de Vichy controlando el sur … Todos habéis visto “Casablanca”, pues en esas, mi tío Elías en Larache, en el Regimiento de Artillería 31.

La Historia asalta mucho en este viaje. Ya la víspera había visto un cruce a Castilblanco y otro a Casas Viejas, la Reforma Agraria de la II República por la autopista A-66. Luego resultó que el Castilblanco próximo a la A-66 no es el de la matanza de la nochevieja de 1932. Días más tarde resultó inevitable recordar a mi amigo Susi, mili en Sidi Ifni, o a mi primo Nacho, mili en El Aaiun, o a mi amigo Miguel, catalán de Premiá de Mar, con mili en Villacisneros …



Rabat, a unos 1.300 kms de Santander, es una gran ciudad, alrededor de dos millones de habitantes, llena de contrastes. Del tranvía más moderno del continente a las callejuelas de la Medina, del Technopolis, tan parecido al Parque Tecnológico de Corbán, a las callejuelas del zoco, con sus colores y sus olores. Las vistas al Atlántico y las zonas en las que parece que se está muy lejos del mar. Ya antes de llegar a la capital los ojos amenazan con salirse de su sitio. Un rebaño de ovejas, y su pastor, con camiseta del Atlético de Madrid, cruzan la autopista de peaje con bastante calma. Y peatones, y ciclistas y carros de tracción animal. Realmente la autopista tiene muy pocos pasos elevados y no está cerrada con ninguna malla de seguridad, atravesarla es arriesgado pero no imposible.




Después de hacerme unas fotos en un photomaton y terminar el trámite de la embajada, el desayuno es soberbio, una rica omelette con el pan local que es francamente bueno y nos vamos a la Medina a buscar el hotel Gaulois, bastante decente y bastante barato. Paseo por la muralla con vistas al océano y comida en el zoco. Descanso de tarde, casi siesta, cuando un alboroto notable nos deja ver que también en Marruecos hay problemas en la educación. Una manifestación no muy numerosa es rápidamente disuelta sin emplear más material que la presencia de los antidisturbios. En algún momento, no sé si antes de la comida o de la cena, cae una riquísima ensalada de frutas con yogur.



En el café en que vemos el partido del Athletic de Bilbao contra el Sporting de Lisboa no parece que hay ningún portugués. El público local y nosotros estamos con la esperanza de que este año la Europa League sea española. Para esas alturas del viaje, al final de la segunda jornada, ya tengo en la cabeza las dos melodías que más me van a sonar en toda la semana siguiente. Si en la primera etapa me quedé con el “Grándola vila morena”, desde este jueves 26, hasta Senegal, los hits, ex aequo escuchados por igual en las dos emisoras que nos acompañan hasta Mauritania, Hit Radio y 2MFM, son “Avant qu’elle parte” de Sexion D’Assaut (http://www.youtube.com/watch?v=aOC9Fz1HCec) y "I’m glad you came" de The Wanted (http://www.youtube.com/watch?v=MC4tTLSUBjw

El viernes, antes de abandonar la Medina desayunamos. De nuevo en el zoco. Hoy toca dulce. Las pastas de almendra aparecen muy, muy tentadoras, las avispas ¿cientos? ¿miles? están tan ocupadas en lo suyo que no parece que puedan hacer daño a nadie. Pero yo me pongo nervioso. No he traído urbasón.

Recogemos los visados un poco antes de lo anunciado, pero no antes de la oración del viernes. Hacemos tiempo dando las primeras novedades desde un cyber y hacia la una salimos para Marrakech.














lunes, 21 de mayo de 2012

Santander- Tanger (SB01)



Voy a publicar en el blog algunas reflexiones al hilo de un viaje realmente singular que acabo de realizar. Podía haber creado otro blog para estas publicaciones pero recuerdo que desde la primera entrada, allá por septiembre de 2010, establecí que aquí se iba a publicar todo lo que considerase oportuno de mis circunstancias y de mi mismo. Ya tengo otro con una cuestión profesional en relación con la enseñanza bilingüe y no quiero tener que controlar un tercero, con sus claves y el resto de impedimenta. La cuestión es que las crónicas del viaje se entrelazarán con otras entradas que voy escribiendo, más relacionadas con asuntos de actualidad y que se publican también en el diario digital http://www.aquiconfidencial.es/
Para diferenciarlas, para que nadie se sienta timado, los titulares de las del viaje llevarán, entre paréntesis la clave SB, Santander-Banjul, y el ordinal correspondiente, como en este caso con la primera.
La salida se produjo el pasado 25 de abril. En la gasolinera de Sierrapando nos juntamos los dos vehículos, el que había salido de Comillas, con Fran y el de Santander conmigo. Dos Mitsubishi que han demostrado a lo largo de 5.000 kms su buen estado y que no nos han dado el más mínimo problema. Dos Mitsubishi que en este momento quizá hayan cambiado ya de dueño en Gambia. Fran se dedica a exportar ese tipo de vehículos lo que ocurre es que hasta ahora no los ha metido en un barco rumbo a Banjul.



Se hace la ruta por tierra, atravesando Marruecos, el antiguo territorio español del Sahara, Mauritania y el norte de Senegal, para acabar en las cercanías de Banjul, la capital de Gambia donde reside Fran. Ese es el viaje, abierto a quienes quieran colaborar en la conducción de uno de esos vehículos y con varias oportunidades de realizarlo cada año. Ahora mismo están previstas las siguientes salidas para principios de julio y en agosto.
Yo quería ir a África y no quería hacerlo como cliente de un mayorista de viajes. Cuando me enteré, gracias a mi sobrina Cristina, de lo que hace Fran, dudé muy poco. Sabía que algo así era lo que quería para mi primera experiencia africana. A los 17 años había pasado unas horas en Melilla. Y hace doce años la nochevieja me alcanzó por el Nilo. También era Ramadán. Todo estuvo muy bien en un viaje muy poco preparado pero Egipto, que está en África, nadie lo duda ni lo discute, es otra cosa.


La ruta fue la de la Plata, por Palencia y Valladolid a Salamanca y las proximidades de Plasencia, donde paramos a comer y repostar, para seguir a Sevilla, por Mérida, y Algeciras. Viajar fuera de temporada, era el miércoles de Feria y la Maestranza estaría a rebosar, tiene ventajas. Llegamos a Algeciras a las siete de la tarde, poco más de diez horas de viaje desde un Cantábrico que aquel día estaba asurado. A las ocho ya navegábamos en el “Atlas”, marroquí, rumbo al nuevo puerto de Tanger.



Como corresponde al 25 de abril la música del día, escuchada dos veces en dos emisoras distintas, fue “Grandola vila morena” La víspera, con las bolsas de viaje sin cerrar, cerca de la media noche, me sobresaltaron unos cohetes, tres o cuatro. Un vecino festejaba la derrota del Barça en las semifinales de la Champions.
Ese miércoles 25 escuchamos el partido del Real Madrid contra el Bayern. La señal de televisión se perdió muy pronto. En los trámites aduaneros, largos, pesados, tres horas enteras, nos perdimos los penaltis. Uno de los aduaneros se dio por enterado de nuestra carga y se lo explicó a los demás: Ayuda humanitaria para niños en Gambia. Nos ahorró el paso por un scanner que estaba colapsado con todos los vehículos que se dirigían a Algeciras, quien sabe si hubiéramos amanecido allí mismo.
Cuando finalmente me enteré del resultado del partido, en la autopista, no pude evitar un pensamiento para el vecino de los cohetes. Iba conduciendo, muy tarde ya, camino de Asilah donde dormimos esa primera noche. ¿Qué habría hecho con los cohetes que sin duda reservó para el miércoles? Todavía no se lo he preguntado. Quizá no lo haga nunca. En esta primera etapa nos habíamos merendado más del 20% del total del viaje.

jueves, 17 de mayo de 2012

Tres semanas



Tres semanas sin acudir a esta cita voluntaria. Falta justificada. Me la autojustifico. He estado fuera de casa, y de España, y de Europa. Podía haber escrito desde el continente que tenemos al Sur. A veces no hay agua potable en un lugar, pero hay cobertura telefónica y una banda no muy ancha, y a veces desesperadamente lenta, pero hay conexión a Internet desde lugares públicos por un precio medio de 50 céntimos de euro la hora. Mi última columna terminaba así (se puede saber que estaba escrita el domingo 22 de abril) “En el país de Sartre han empezado a votar hoy pero hasta el 6 de mayo no será definitivo el resultado. Un triunfo de Hollande puede ser la esperanza de Europa, l’espoir”

Esa esperanza/espoir me llegó, la noticia de ese triunfo, de la mano, o de la antena de Radio France Internationale emitiendo desde Dakar. Había pasado el día con siete médicos cubanos en misión de cooperación en el hospital de Banjul, en Gambia. Todo es tan diferente por esa zona que no resulta fácil establecer ningún tipo de comparación. Conversación con los cubanos, y con una pareja de norteamericanos muy jovencitos, que colaboran con trabajos comunitarios, y con Luis y María, que llevan en África más de quince años y que pueden ayudar en unos meses a que una comunidad, en la que hasta ahora no hay nada de nada, pueda empezar a exportar miel. Es otro continente, lo sabe todo el mundo, pero es otro mundo. Un mundo del que lo que más me ha golpeado son los contrastes, mucho más que la propia miseria en la que se desenvuelve una parte notable de la población.

Dakar, cuya aglomeración urbana supera ya los 2,5 millones de habitantes, es el escaparate supremo de esos contrates en todo el noroeste del continente. Si una sierra gigante trazara su surco desde la costa entre Túnez y Libia hasta el golfo de Guinea, el juego escaparate/trastienda más y mejor contrastado sería el de la capital de Senegal. A pocos metros de una pastelería francesa de un nivel imposible de encontrar en la mayoría de ciudades españolas, viven en la calle familias completas. Vivir en la calle, además de dormir en la calle, significa hacer todo en la calle. Todo, ¿se entiende? Y eso en el equivalente al ensanche de muchas de nuestras ciudades.

La seguridad privada mantiene los frentes de los hoteles o de algunos establecimientos de lujo. Y luego está todo lo demás. No he soñado que caminemos hacia una sociedad así en las marginalidades de nuestra Europa. Es mucho peor. Lo he pensado. Me he imaginado viviendo en la calle y estoy bastante seguro de que no aguantaría ver a los de los BMW saliendo con los croissants recién horneados. Creo que intentaría quitarles la bolsa y comérmelos yo. Que previamente me habría quedado sin pensión y sin ahorros debido a un corralito, que desde ayer, desde que Montoro ha tratado de descalificar a Krugman, es mucho más probable.

Desde ayer, en que el presidente de Caja Cantabria ha ilustrado sobre lo que significa un 14%, con tan poca fortuna que estoy dudando en ir ya a por lo mío. Si el jefe tiene ese nivel… No tiene ninguna gracia que Rajoy hable del Facebull, lo único que revela también es su nivel. O que De Guindos, que parecía que iba de chulito a una reunión de esas en las que cada vez se decide menos, y ha vuelto sin rabo, que es peor que traerlo entre las piernas y haciendo referencia a los “balances de los bancos bancarios”

Mi responsabilidad está a salvo. No he vivido por encima de mis posibilidades. No van a hacérmelo creer. Y el lío del lenguaje ya lo denuncié hace tiempo. Y no consideré que tuviera que apuntar nada de la ministra Mato cuando nos anunció que adoptaba “medidas que ya estaban adoptadas” o de su compañera y encargada del mismo ramo en Cantabria que también se autocita, “como digo yo” Pues que nivel, Maribel. Algunas de las mayores broncas que se han llevado mis alumnos han sido por decir algo como “yo ya me entiendo” Vale, pues un esfuerzo más y que lo entendamos los demás. La ventaja de mis alumnos era que por definición, no habían alcanzado el título de bachiller. Algunos de estos y estas van de listos y listas y todavía tienen tono de suficiencia.

Hollande, no vas a poder con todo esto, pero me has dado un momento de alegría, el 6 de mayo, en Brefet, junto al río Gambia. Ahora ya he vuelto y hay lo que hay.