domingo, 24 de julio de 2011

Infierno en el Paraíso


Entrada publicada hoy en AquíConfidencial.es

La ciudad empezó a arder en fiestas, espero que la metáfora se quede en ello, ya que esta ciudad y el arder hacen una pareja tremenda, mientras en Oslo y proximidades un extremista desataba su Apocalipsis particular. El alcalde no creo que hizo la menor mención al dolor provocado por esos sucesos, mientras se le fue literalmente la olla al comparar nuestras fiestas con las de Pamplona. Ahora puede comparar la torre de Miranda con el Empire State y la catedral con la de Burgos. Total, la mayoría absoluta no la va a perder en los próximos cuatro años.
En la misma emisora en la que un becario llamó Federico Trullo a Federico Trillo, eso si, hablando de Francisco Camps, he escuchado a una comentarista relacionando la socialdemocracia, noruega en este caso, con las desdichas que provoca. Era temprano y seguramente estaba medio dormido, yo. No lo habré entendido. Han pasado ya más de cuarenta años de aquel best seller “Suecia, Infierno y Paraíso” que tanto nos perturbó a los jóvenes latinos de las dictaduras del Sur y hasta Cayo Lara viene a confesar que la revolución de verdad, la posible –hasta ahora- la que parece que quiere el candidato Rubalcaba, es la socialdemócrata. Ni un paso más allá. Pero claro, en ABC no tienen que apoyar a Cayo Lara. Y la revolución socialdemócrata está empezando a ser imposible, insostenible, etc.
La ciudad arde en fiestas y el helicóptero de los príncipes, de allí, desapareció en el cielo de Londres –el día de la boda- pero he tardado dos meses en enterarme. Hay formulas periodísticas tremendas. Si un aparato desaparece, ¿no hay que dar la noticia de la reaparición? Iniciar el vuelo no es desaparecer, me parece. Otros príncipes, recién casados, no duermen juntos, oig! ¿Y que se pensaban? ¿Que ese tema se cura como prometen en algunos colegios de una determinada secta?
Luego están los que pueden aparentar y no ser. O Si. Y el retorno a Valencia como a Brideshead, y más plumas que en un matadero de patos. El vocero del PP, valenciano, se ha superado en su amanerada ñoñez habitual con el tema de la chupadita. Literal, damas y caballeros. Se acababa de sustanciar la dimisión del president y a Pons no se le ocurre más que hablar de chupaditas. Ignoro si en conexión con la alcaldía de Valladolid.
Tras el descalabro de la Caja del Mediterráneo, espero que alguien le indique que no es conveniente hablar de chupar, de los que chupan, qué chupan y a quienes chupan. Los indignados de nuevo en Sol y Pons hablando de chupar. Hay quien no se entera. Bueno, hay que decirlo todo, era una medicina lo que Pons proponía que chupase Rubalcaba. La medicina de la dimisión. A ver si el ñoño está apuntando alto y donde dice Rubalcaba hay que leer Mariano.
Si no fuera por haber encontrado ya varias perlas en mis lecturas de los últimos meses, la traducción del Cementerio de Praga, de Umberto Eco, se podría llevar un premio. En ella se habla del Canal de la Manga. Es cierto que en francés manga es manche y que en el original de Eco quizá el nombre geográfico figure en francés. Pero a mí, la Manga, antes de haber nacionalizado la CAM, me sonaba a Murcia.

domingo, 17 de julio de 2011

Platino o diamantes


Entrada publicada hoy en Aquiconfidencial.es

No estoy seguro de cómo se celebran los 75 años de algo,  platino o diamantes o alguna otra piedra preciosa, y no pienso buscarlo. Así se queda, en la duda. La misma duda que me asaltó ayer al mediodía, mientras la procesión de la Virgen del Carmen, la marinera, volvía a puerto. La otra procesión, la de tierra, al atardecer, colapsando el centro de la ciudad, debería tener alguna otra salida.
La duda era ¿Se celebró la procesión marinera hace 75 años? O el horno ya no estaba para bollos. Tengo una referencia familiar clara y concisa sobre la noticia. Les llegó mientras bailaban en el Corro. Eran las fiestas del Cristo, exactamente igual que ayer y que hoy. Los altavoces, en un momento, en vez de la música de la época, hicieron una referencia a la situación en Melilla. La casa de los abuelos estaba, y está, a tres kilómetros de Comillas. De creer la noticia tal y como se difundía, pongamos veinte años más tarde, mi madre, 17, y mi tía, la segunda de las cinco hermanas, 16, y todas sus amigas, entendieron al primer bote que eso era la guerra y se fueron para casa.
Muy probablemente la fiesta continuó incluso al día siguiente, cuando ya se sabía que lo de Melilla no sólo había pasado en Melilla y que el alcance era realmente serio. El Cristo sólo llega y llegaba, una vez al año y era la gran fiesta en toda la zona, sólo la Folía y la Barquera podían hacerle sombra. Mi abuela, con un marido marino, como casi todos los hombres de la comarca, a punto de llegar a Barcelona, empleado en la Compañía. No hacía falta más. La Compañía, veinte, veinticinco años más tarde todavía era la fundada por el Marqués. Había otras compañías, pero era a las otras a las que se citaba con apellido.
Marido lejos y cinco hijas, en los tiempos que empezaban no era una situación para envidiar. Tuvieron suerte. Sobrevivieron. El abuelo regresó acabada la guerra. Había estado en Odessa y en Moscú y él, que ya conocía La Habana y Veracruz y New York –en la comarca, la gente de edad no pronuncia Nueva York o Nueva Orleans, hacen un “neu” que se aproxima al “new”. Cosas de la mar.
Mi abuelo, que había naufragado en las Bermudas sin haber escuchado, creo, lo del triángulo, y que como marino era hombre de mundo, abierto, puede que librepensador y más republicano que monárquico, estaba fascinado por el recibimiento que la URSS de Stalin les había tributado y se lo contaba a sus nietos, ya jubilado, en el poyete de entrada a su casa, desde el que se divisa la Pontificia y la ría, a finales de los 50, cuando volvía de echar la partida con sus amigos y vecinos, ex-marinos como él.
Era una de las pocas licencias que se tomaba en relación con la guerra. Las estaciones del metro de Moscú, la ausencia de delincuencia,… del resto ni palabra. Poco más de trece meses más tarde de aquellas fiestas del Cristo, la ladera de Trasvía se llenó de boinas rojas que allí hicieron noche…
Por medio había pasado de casi todo. Desde vacas que cambiaron de dueño a “desapariciones” diversas. Pero lo tremendo es que la página, en parte, 75 años más tarde, sigue abierta. Y ayer había mucha gente al atardecer en la esquina de “General Mola” esperando a la Virgen del Carmen terrestre. Pese a haber nacido aquí no conozco el equivalente en el callejero a nombre de Gamir Ulibarri o Llano de la Encomienda. Sólo una pequeña muestra de mucho más… y así seguiremos, en espera de otro aniversario redondo, para ver si ya se nos ha arreglado el asunto o ya hemos desaparecido todos, los que lo vivieron y los que tenemos testimonios directos.

domingo, 10 de julio de 2011

R contra R


Entrada publicada hoy en Aquí Diario Cantabria

Hace unos días he visto en un canal temático unos minutos de “Kramer contra Kramer” Un Dustin Hoffman impaciente daba de cenar a su hijo, se notaba la falta de costumbre. Se estrenó en España semanas antes de que naciera mi hijo y me perturbó mucho. No tengo idea de la programación de la filmoteca madrileña, pero al cántabro aspirante a la presidencia del gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, le hubiera venido de perlas haber estado estos días en Santander y haber visitado la sede de Bonifaz, no la de su partido, la de la filmoteca regional. Pero no estaba el horno para bollos cinéfilos.
En días consecutivos y renunciando a la Sara Montiel de “Veracruz”, he visto dos obras bien notables. En un documental menos polémico que los de Michael Moore, “Inside Job”, su autor, Charles Ferguson, muestra con enorme equilibrio las vísperas festivas que nos han conducido a la catástrofe económica y financiera actual. Las agencias de calificación, Fitch, Moody’s y Standard & Poors, algunos políticos y muchos profesores de economía, quedan retratados en una postura difícil de ser admirada por sus posteridades respectivas. No tengo dudas sobre el grado de conocimiento que Rubalcaba tiene sobre el tema, pero si se va a dedicar a explicarlo a sus electores potenciales, le conviene ver el documental.
La otra peli de la semana es la última de Woody Allen. Su montaña rusa particular me hace, a veces, renunciar a sus obras, cuando la anterior me ha quemado mucho. Desde “Vicky, Cristina, Barcelona”, le había retirado mi confianza, y mis euros de la entrada. “Midnight in Paris” es una delicia. Y los tránsitos de la realidad a la utopía que suceden mientras los carillones dan las doce de la noche, son más que aconsejables para quien se embarca en lo que se acaba de embarcar nuestro paisano de Solares.
Es mucho más atractivo encontrarse con Hemingway y Fitzgerald, con Dalí y Picasso, que con los políticos que a él le tocaría. Pero por intentarlo… Y tratar de enmendar el disparate que, aunque parezca mentira, sigue vivo. No sólo es I.U, y no sólo la I. U. extremeña, el ex-presidente extremeño de apellido materno vasco, también se ha ocupado esta semana de dar una lección de historia, en la radio pública, y empeñarse en “pasar por el morro” de la izquierda metafísica sus supuestos errores.
Los cuales vienen nada menos que de 1921, cuando tomaron el camino equivocado y se marcharon de la casa del padre, para abrazarse con Lenin primero y con Stalin después … Tampoco se ha ahorrado una lección acelerada sobre intríngulis del bando republicano en la guerra civil … con el mismo resultado.
Cuando uno se pone morado de culpar de todo a los comunistas, en este país puede haber todavía millones de personas que recuerden el franquismo. Y que conste que yo ya he expresado mis sentimientos de apostasía por “errores” de juventud, pero alguien debería colocarle a Juan Carlos Rodríguez, y a algunos otros, el “bozal” que viene reclamando desde hace tiempo.
No se va a parar a Rajoy con una izquierda, no sólo dividida, enfrentada. De otra manera tampoco es fácil, llegados al punto al que hemos llegado. Pero a pedradas en un campo, el otro no se conforma con menos que una mayoría absoluta histórica. Y no creo que Mariano lo merezca. Ni Alfredo.
No recuerdo la militancia futbolística de Suárez, Calvo Sotelo  y González. Como en muchas otras cosas, desde Aznar eso cambió y sus ocho años de madridismo activo se han visto replicados por los ocho del barcelonismo de Zapatero. En el R contra R que se avecina no vienen buenos tiempos para quienes no profesamos la fe madridista. Esperemos que en lo demás haya partido. ¡Y el Racing en el juzgado!

domingo, 3 de julio de 2011

Federico-Gerard-Jorge


El lunes 6 de junio, bastante temprano, devolví un libro en la Biblioteca Central. Una fecha histórica que venero, la del día más largo. El libro que devolví ese día algo tenía que ver con esa parte de la Historia. Se titula “Aquel domingo” y es como un encaje de bolillos alrededor de la vida cotidiana en el campo nazi de Buchenwald- al cambio, en nuestra región podría ser el hayal, el hayedo… Encaje en el que aparece, con naturalidad, el mismísimo Goethe y su haya favorita. Weimar, la de la constitución republicana de 1919, a la vista como quien dice.
La cuestión es que al día siguiente yo me fui de vacaciones, estuve desconectado y no es que no me enterase, es que quedé conmocionado con la noticia del fallecimiento del autor. Casualmente, pocas semanas antes también había elegido otro título suyo para mi lectura semanal. “Veinte años y un día” era una de sus obras más desconocidas para mí y me encantó. A pesar de que pueda aparecer la sombra de Federico Sánchez en la narración, centrada en el 18 de julio de veinte años después, o sea, de 1956, priman muchos otros detalles, singularmente los de carácter erótico.
Pagada mi deuda, recordar a Jorge Semprún, un Gérard de la Resistencia francesa, el agente comunista, agitador de la posguerra, Federico Sánchez, quién sabe cuántos más, tomo prestada una denominación de alguien que todavía vive y demuestra una extrema lucidez cada vez que escribe. Hablo de Jordi Borja, oficialmente urbanista –es como se ha ganado la vida buena parte de la misma- pero que en algún momento se situará entre nuestros pensadores fundamentales de los últimos cuarenta años.
Denomina a lo nuestro, a lo que hay ahora mismo, una democracia autista, en relación con todo el movimiento de indignados, quincesdemayo, etc. A pocos podré convencer del autismo de nuestra democracia por su actuación en relación con Jorge Semprún – en todas sus novelas habla de Santander, del Sardinero, de puntos de la región. A mi, cada vez más sentimental, saber que en Buchenwald, un domingo helado del último invierno de la guerra, se pudiera acordar alguien de, pongamos, Los Pinares, me hace temblar.
Pero hay otras cosas menos literarias, incluso olvidando que la literatura es vida, que demuestran que la denominación de Borja es extremadamente acertada.
Además, ese autismo es transversal. Afecta a quienes se creen casi portavoces del movimiento indignado. Cantantes de fama que se indignan si un ministro hace una cita, sin ti no soy nada, que también aparece en una canción de éxito. No tengo claro si los juglares se inventan las frases y luego las popularizan o, si recogen de la realidad sus poemas. Si alguien ha dicho a su amante alguna vez “sin ti no soy nada” ¿deberá pagar derechos a la SGAE? ¿Ha escuchado el equipo directivo  de la citada sociedad, camino de chirona, lo que los indignados les decían en relación con el pan y el chorizo?
Finalmente he entendido a los obispos españoles en el tema de la apostasía. Y las razones que les han otorgado altos tribunales. Si te han bautizado no te pueden desbautizar. Si lo de Extremadura acaba como parece que puede acabar, yo quiero apostatar de otras creencias de juventud. Pero no podré.
El pasado está agazapado a la vuelta de la esquina. Cuando se firmaron los Acuerdos de Locarno, Jorge Semprún Maura todavía no había cumplido los dos años. Grecia, y quien sabe cuántos más, va a necesitar algo parecido. Los políticos, la política, deben imponerse a las profundidades financieras. Espero que alguien les de una lección de Historia reciente y no repitamos errores trágicos.